#9 "Hasta el final del camino...

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El roce de las suaves telas tibias en su frente lo fue despertando lentamente hasta que recuperó por completo su conciencia, abrió sus ojos de golpe esperando no encontrarse abandonado en la esquina del establo donde finalmente había perdido el conocimiento, y al encontrarse con la mirada verdosa de un muy confundido Eren, se sorprendió dejándose caer en el colchón sobre la almohada blanca que amortiguó el golpe que llevó su sorpresa.

—Capitán por favor, no se resista y permanezca quieto. —La mirada de Eren bajó preocupada hasta su abdomen, visualizando que todo estuviera en orden. —Sus heridas no sanarán apropiadamente...

Eren ayudó a Levi a recostarse en la cama, siendo delicado con sus toques sobre las vendas, retiró el paño y lo dejó reposar en el agua caliente para humedecerlo y posteriormente, colocarlo de nuevo en su frente, acomodando sus cabellos hacia atrás para que no fuesen un obstáculo.

Levi sintió un escalofrío subirle por las piernas y tembló ante el frío de la noche, al percatarse de que se encontraba desnudo rápidamente tomó la sabana apartada y se tapó con ella hasta el pecho, Eren notó como sus manos aún después del incidente continuaban temblando al igual que sus piernas, y apartó la mirada avergonzado. Su rostro se endureció de inmediato y habló en un tono suave, bajo, para que Levi no se incomodara más, casi susurrándole.

—Capitán... Debería continuar durmiendo, le dolerá aún más si no deja que la medicina haga su efecto...

Y tenía toda la razón, porque desde que volvió en si, su espalda, piernas y brazos no dejaban de dolerle. No podía levantar los brazos sin sentir como si sus músculos se rompieran, estaba hecho un desastre y lo peor era que Eren, era testigo de todo, incluso de aquel lado suyo que odiaba, la parte más débil de su ser.

Levi observó la lluvia caer por fuera de una ventana medio abierta, a la oscuridad de la noche, llena de nubes grises que opacaban la mayor parte del negro vacío en el cielo. Cerró sus ojos para que el ardor bajo sus parpados no le provocara llorar, con su antebrazo cubrió su vista de la luz de las velas y pensó sin inmutarse por algunos minutos, recordó todo lo que le había sucedido ese día, desde el despertar de Erwin, hasta las manos asquerosas del viejo sobre su piel. Y se sintió asqueroso, inmundo de que aquel cuerpo con moretones y mordidas, heridas que no solo yacían en él sino también en su alma, cuyos vacíos no podrían fácilmente ser ignorados con el tiempo, y el cruel hecho de que solo con ver sus propias palmas le hiciese recordar que todo de ese ser fuese suyo.

Ganas le sobraban de levantarse, de ir tras aquel hombre que manchó su nombre para devolverle todo el dolor y humillación que le había provocado, de hacerle imposible volver a tocar a otra persona en su vida, de enterrarlo con sus propias manos bajo tierra, como el infeliz gusano que se retuerce entre la mugre que era.

—Necesito irme. —Levi se sentó sobre el colchón, pero tan pronto como lo hizo, pudo ver su cuerpo completo bajo las sábanas y la cantidad de vendas en él le hicieron temer, pensando que en el peor de los casos, aquel hombre había logrado tomarlo por completo. Sobresaltado trató de levantarse por si solo para ir rápidamente al baño, pero al enredarse con las sábanas se resbaló y cayó al suelo de lado, siendo atrapado por los brazos de Eren, los cuales lo recibieron como si se tratase de lo más delicado del mundo.

—Capitán, no se mueva por favor... —Eren posó su mano sobre su hombro, agarrándolo suavemente.

—Debo limpiarme. —Refutó queriendo separarse del castaño, tomando fuerza en sus piernas para avanzar pero siendo detenido por aquellos brazos que lo rodearon, impidiéndole respirar por la presión sobre su cuello.

Cuanto no odiaba a muerte que lo tocasen de esa forma.

Eren lo tomó de la barbilla con una mano, pensando que tal vez que con esa cercanía sus palabras pudieran por fin ser escuchadas, dando todo de si para no lagrimear de lo impotente que se sentía al ver a la persona que consideraba el más fuerte de todos con una mirada perdida y apagada, de cuyas cuencas se empezaban a cristalizar y su respiración a entrecortar por su atrevido obrar.

Lazos Rotos | Erumin | Ereri | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora