Capítulo 57

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Deiton

Aparco el coche en la casa de Aria y espero a que salga. Hoy vamos a ir a la feria que han puesto a las afueras del pueblo, ya que son las fiestas del pueblo y siempre para estas fechas la ponen. La puerta de la casa de Aria se abre y sale, lleva puesto un vestido con flores pegado a su cuerpo en la parte de arriba y con vuelo en la parte de abajo. Veo como se acerca sonriendo y yo le devuelvo el gesto, se sube al coche y se inclina en el asiento y me da un corto beso en los labios.

-¿Crees que habrá mucha gente?- me pregunta Aria abrochando el cinturón mientras que arranco.

-Puede, cuando yo iba de pequeño siempre había mucha gente, así que posiblemente haya.- le digo acelerando y mirándola.

-Nunca me has hablado de tu infancia ni de tus padres.- me dice y yo desvío la mirada de ella y trago grueso, me tenso y aprieto el volante inconscientemente.-¿Cuándo vas a...-

-No quiero hablar de eso.- la miro con una mirada fría y ella se queda callada por mi reacción.- No vuelvas a sacar ese tema.

-Vale, lo siento.- me dice y se crea un silencio incómodo en el coche.

Después de unos minutos creo que es mejor disculparme para no crear mal rollo entre nosotros.

-Aria.- me giro a mirarla y ella me mira algo tímida.- Lo siento, perdóname.-le agarro de la mano y ella hace una mueca y entrelaza nuestros dedos.- Es solo que ese tema es...es complicado para mí.- le digo y ella con su mano libre acaricia mi mejilla.

-Tranquilo, cuando estés preparado hablaremos de ello si te apetece. Sabes que me puedes contar lo que sea y te apoyaré.- me dice y una parte de mí pide a gritos que lo haga, que me salve y me quite esta tristeza, pero la otra parte me recuerda que es por ella por la que estoy así.

-Gracias.- le agradezco y suelto su mano y vuelvo a poner la mía en el volante.

Pasan 20 minutos y por fin llegamos a la feria, como es evidente está llena de gente. Aparco el coche en el primer sitio que encuentro y nos bajamos. Cogidos de la mano nos acercamos a la entrada.

-Dos entradas por favor.- digo, le doy el dinero al de las entradas y él me las entrega.

-Adelante.- nos dice abriendo la puerta.

-Gracias.- decimos Aria y yo al unísono.

Avanzamos admirando los puestos de comida y de juegos que hay al principio, abrazo a Aria por la cintura y la pego más a mí, ella pasa su brazo por mi espalda y apoya su cabeza en mi hombro.

-¿Dónde quieres ir primero?- le pregunto y ella me mira y frunce el ceño.

-Pues no sé donde tú quieras.- me dice y vuelve a apoyarse en mí.

Hago una rápida vista a todo el recinto y algo llama mi atención.

-¿Qué te parece aquello?- le digo señalándole con el dedo el lugar que he visto.

-¿El que, la caseta de tiro?- me mira y yo asiento con la cabeza.

-¿Qué pasa, tienes miedo que te gane o que?- le digo y ella empieza a reírse.

-Creo que deberías tener miedo tú, venía con mi padre todos los años y siempre jugaba a eso y adivina que.- me dice acercándose a mí.

-¿Qué?- le susurro y ella esboza una sonrisa de oreja a oreja.

-Siempre ganaba y hoy no será diferente.- se separa de mí y empieza a andar, pero la cojo del brazo y hago que choque con mi pecho.

-Yo también ganaba siempre, así que, que gane el mejor.- le guiño un ojo y agarro su mano y tiro de ella hasta llegar a la caseta.

Sensaciones entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora