Capítulo 12

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Artemisa se despertó al día siguiente con el pensamiento de buscar a Apolo en su mente.

Se levantó de la cama improvisada que había armado la noche anterior con Alessandra rogando que el golpe en sus costillas no fuera tan malo como pensaba; sin embargo, cuando se sentó no sintió nada por lo que estuvo agradecida y sorprendida por lo que se levantó su blusa y miró el lugar donde había sido golpeada para quedar en shock.

No había nada, ni un moretón o alguna prueba de que la hubieran golpeado.

¿Qué diablos?

—Ya estás despierta ¿Cómo te sientes? —le preguntó Alessandra asustando a Artemisa que se bajó la blusa inmediatamente.

—Bien, estoy bien —mintió, más o menos— ¿Cómo fue que apareciste con un auto ayer? —le cuestionó a la chica.

Días atrás habían dejado en claro que la seguía porque era "importante" para el grupo, pero de ahí a parecer con un auto para salvarla era una cosa muy distinta.

—¿Entonces?

—Caroline estaba siguiéndote y me informó de la situación —le respondió sin rastro de culpa.

Artemisa asintió soltando un suspiro.

La noche anterior quedaría para su libro de las situaciones más raras que podía haber pasado, además estaba el hecho de que había enviado a su hermano y Hermes con Afrodita, y también que Athenea se quedó atrás con Ares, lo que le recordaba...

—Necesito pedirte un favor.

—Que necesitas —la facilidad de la chica para hacer lo que la pelinegra le pedía la asustaba, pero en ese momento era necesario ello; ya que, no quería preguntas que no podía responder en ese momento.

—Necesito que vigiles a Athenea —pidió.

—Está bien... Pero puedo preguntar por qué.

—Siento que hay algo raro en ella. Tiene una amistad extraña con Afrodita y la noche anterior se quedó con Ares enfrentando a Calisto y sus secuaces —le dijo.

—¿Calisto?

—Sí, es una compañera del instituto que ultimamente andaba haciéndome la vida imposible —le contó y el rostro normalmente tranquilo de su amiga cambió a uno totalmente furioso.

—No te preocupes, mi... No te preocupes, Artemisa, yo vigilaré a Athenea y te informaré de lo que descubra —le dijo poniéndose de pie— Tengo que ir a revisar a las chicas, ten —agregó lanzándole unas llaves— Coge la moto que quieras para utilizar.

—Alessandra...

—¿Si?

—Gracias —le dijo y su amiga asintió antes de dejarla sola en la bodega.

Artemisa tenía mucho en que pensar, pero primero era lo primero, debía ir por Apolo y Hermes. Puede que hubiera apoyado indirectamente a Afrodita con Hefesto el día anterior, pero no por eso le confiaría a su hermano, no señor.

***

Cuando Artemisa llegó a la casa de Afrodita se sorprendió de ver a su hermano afuera con la cabeza gacha.

—¿Qué paso? —le preguntó bajándose de la moto apresuradamente apenas se detuvo.

La preocupación corrió en sus venas y por su mente pasaron mil y un escenarios de porque su hermano estaba fuera de la casa de la pelirroja, y porque negarlo, para la pelinegra Afrodita era la villana en cada uno de ellos.

—Apolo ¿Qué pasó? —volvió a preguntarle poniéndose a su altura, el silencio de su hermano la estaba molestando.

El chico no la miró y se quedó mirando bajo él, por lo que Artemisa alzó su cabeza y entrecerró su ojos dándole un manotazo.

Artemisa [Olímpicos mortales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora