Capítulo 21

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Hera extendió su mano hacia la puerta y la hizo estallar en pedazos.

Sorprendida era una palabra corta para describir como se sentía Artemisa en esos momentos, pero no tenía tiempo que perder, por lo que corrió junto a Hermes y Hefesto dentro de la habitación sin importarles nada más que salvar a las dos personas allí que los necesitaban. Sin embargo, su mejor amigo fue directo al hombre que había estado torturándolos, empujándolo con una fuerza increíble contra la pared antes de tomar su cabeza y golpearlo repetirlo varias contra el muro. Por otro lado Hermes fue con Afrodita y las desató mientras Artemisa hacía lo mismo con Apolo.

—Lo siento, lo siento —susurró contra la cabeza de su hermano abrazándolo después de haberlo desatado— Perdón, perdón, perdón.

El estado de su hermano era deplorable, le dolía ver el estado en el que estaba y que no pudiera hacer nada en ese momento más que disculparse por fallarle en protegerlo.

—No es tu culpa —le respondió Apolo de igual manera apenas con los ojos abiertos— No es tu culpa —repitió y la pelinegra beso su frente.

—No te volveré a dejar —prometió y se encargaría de cumplir esa promesa pase lo que pase.

Artemisa miró de vuelta en dirección a Hefesto y vio como el chico seguía golpeando sin parar al hombre.

Señor, su amigo tenía tanta ira.

—Detenlo —le pidió a Hera que se había acercado a Afrodita y tapaba la vista de la chica de lo que estaba haciendo su amigo— Hera, detenlo —repitió con un tono más autoritario.

La rubia la miró molesta, pero puso las manos de Hermes sobre los ojos de la pelirroja antes de ponerse de pie e ir hacia Hefesto poniendo una mano en su hombro la rubia.

El chico solo parecía ignorarla o al menos así fue hasta que ella le dijo unas palabras que Artemisa no entendió, pero que lograron que Hefesto saliera de su trance.

—Te necesita, y no necesita ver esto —le dijo Hera a su amigo en un idioma que pudo entender.

Hefesto soltó al hombre que cayó al suelo con un ruido sordo.

—Hefesto —llamó Artemisa al chico no queriendo que se quede observando el cuerpo caído.

El moreno volteo a verla antes de posar su mirada en Apolo y luego detrás de ella.

El chico camino en dirección a Afrodita que aún tenía las manos de Hermes sobre sus ojos y que poco a poco Hefesto las fue quitando.

—Estoy aquí —le dijo a la pelirroja que asintió con lágrimas mientras el chico tiraba de ella en un abrazo.

Artemisa miro la escena frente a ella y sintió dentro suyo que el amor entre los dos aún no había terminado a pesar de los años.

Afrodita había esperado por Hefesto y él por fin había llegado por ella.

—Lamento interrumpir, pero debemos irnos. Están pidiendo refuerzos —aviso una persona desde la puerta, y no cualquier persona.

Ares estaba ahí parado de manera imponente mirando a Hefesto que estaba abrazando a Afrodita. El moreno ayudo a la pelirroja a ponerse de pie y Artemisa imito su acción ayudando a su hermano.

Todos siguieron a Ares hacia la salida. Una vez afuera el chico se detuvo y todos hicieron lo mismo.

—¿Qué pasa? —preguntó Artemisa en voz baja.

—Se supone que Athenea nos esperaría aquí —le respondió el chico de igual manera.

La pelinegra se puso en alerta mientras observa alrededor.

Artemisa [Olímpicos mortales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora