𝙱𝚄𝚁𝙽𝙽𝙸𝙽𝙶 𝙻𝙾𝚅𝙴

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Kagome irrumpió en la sala de estar. Inspeccionado la estancia, mientras avanzaba con calmos andares, donde se encontraba sentado aquel chico de cabello bicolor, que lucía una peculiar apariencia felina.

Se le hacía curioso que llevara esas dos orejas gatunas en la cabeza; curioso y, por qué no decirlo, también de lo más seductor.

—¿Gato...? —Preguntó la muchacha con una expresión vivaracha.

Él alzó la mirada con total parsimonia. Cruzando sus luceros con los de ella.

—Soy un felino salvaje, Higurashi. —La observó divertido desde su posición. Analizándola—. ¿Quieres ramen?

—¿Felino salvaje? Vaya... —Lo miró de lo más entretenida—. ¿Significa eso que eres peligroso...? —Se aproximó con las manos atrás. Contemplando al zagal con una sonrisa ladina—. En cuanto a lo del ramen... ¿No tienes nada mejor que ofrecerme?

Él arqueó ambas cejas al escucharla.

—¿Peligroso? Mhm... —Se inclinó hacia delante, interesado, con el cuenco de fideos olvidado entre sus manos. —Podría comenzar a serlo... —Insinuó una sonrisa y al hacerlo, notó que estaba dejando el platillo sobre la mesa ratona. Cambiando de idea. —Quizás no deberías acercarte demasiado... —Advirtió desde el asiento del sofá, deseando disuadirla de encontrarse con esa mirada a una distancia aún más reducida.

Ella titubeó. ¿Trataba intimidarla? Porque de ser el caso, le estaba saliendo mal la jugada. Se aproximó más y apoyó las manos en los reposabrazos del sofá. Quedando cara a cara con ese misterioso chico, que despertaba su curiosidad.

—Ya me acerqué. —Enunció con una expresión de lo más pícara. Relamiéndose los labios, en un gesto incitador—. Y, por ahora, no veo que seas... De temer... —Guio la diestra hasta su cuello. Deslizando los dedos por la piel—. ¿O sí...?

¿Mala jugada? Él nunca dudó de tener la suficiente astucia para lograr captar su atención y hacer de ello, el descubrimiento de sus modales perversos. Porque intuyó que cierta intención se ocultaba detrás de esa traviesa sonrisa; de lo contario, no se sentiría arrinconado en el centro de la habitación.

—No quisiera comenzar con una frase armada —dijo—, pero quien nada sabe, nada teme.

En medio del rostro destacaban los extraordinarios ojos claros que emigraron hacia sus labios, apreciando el sensual modo en que se humedecían a la vez que respiraba hondo. Cerca. —Si no temes... Sube encima...—Se removió, reclinándose sobre el respaldo del sofá.

Ella lo observó con pillería. No iba a echarse hacia atrás, sino que en vez de eso, aceptaría la invitación de su anfitrión.

—Será un placer. —Se inclinó despacio. Luego apoyando las rodillas sobre el sofá, mientras tomaba asiento encima de él. Apegando sus caderas a las contrarias—. ¿Así está bien...? —Removió la pelvis. Provocando una discreta fricción en la zona de la bragadura, que la hizo suspirar contra los labios del chico—. Sino... Puedo volver a levantarme...

Lo último imploraba porque no sucediera. Realmente estaba disfrutando, y sabía que la situación bien podría mejorar. Pero claro, eso no dependía solo de ella.

La mirada era demasiado inquietante como para no permitirse descifrar. No iba a abandonar sus intenciones y a él, le encanta ese descaro decidido que termina exhibiéndose deliciosamente sobre su masculinidad. ¿Por qué no mandar la discreción al diablo de una buena vez? No encontraba las razones.

—No te he dicho que te levantes...

El arrepentimiento no tenía ningún sentido cuando era ella misma quien le hacía notar lo aburrido que podía llegar a ser ese sofá sin su presencia.

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🔞𝐓𝐎𝐃𝐎𝐑𝐎𝐊𝐈 & 𝐊𝐀𝐆𝐎𝐌𝐄             [𝙱𝚄𝚁𝙽𝙽𝙸𝙽𝙶 𝙻𝙾𝚅𝙴]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora