Temporada 1| COCLUIDA
Temporada 2| EN DEPRESIÓN
Arlene es la mejor en su trabajo... por lo menos hasta que se topa con Cinco Hargreaves que amenaza con quitarle su empleo y prívilegios. Las peleas se hacen cada vez más fuertes hasta que explotan en...
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Cinco Hargreeves.
No Odiaba mi trabajo, eso es innegable, pero, desde que Arlene se fue, todo se había ido al demonio junto con ella (si es que se le permitiría la entrada a ese lugar). Mi plan de escapar se había arruinado desde que decidí hablarle.
Cierto, la observaba hace mucho tiempo, pero perseguirla para hablarle fue mi error.
Inmediatamente me despertó el interés saber más de ella cuando descubrí en su armario muchos apuntes y libros de viajes en el tiempo.
"La princesa que intenta escapar de su castillo", fue lo que pensé. Y al final consiguió escapar, ella sola, en eso fallé.
Yo me quedé aquí.
Me quedé con las mil preguntas que tenían sobre ella.
Todos en La Comisión se volvían locos por encontrarla, todos excepto yo. Y no porque no quisiera, no me lo permitían.
Aunque Hank murió en la explosión junto a los maletínes, desconfiaban de mí. Por unas dos semanas no tuve ninguna misión, solo preguntas y más preguntas tocaban a la puerta de mi apartamento.
En algunas ocasiones no me molestaba en siquiera abrir la puerta o levantar mi trasero del cómodo sofá frente al televisor, después del trabajo. Iba del trabajo a la cocina, se volvieron mis lugares favoritos para vertir mi ansiedad de no hacer nada más que investigar e investigar, leer y releer.
Mi trabajo ahora era escribir misiones, yo, Cinco Hargreeves, había entrenado durante años para ahora hacerla de cartero.
Por las noches buscaba irregularidades temporales para encontrar a Arlene. Usaba mi pequeña lámpara en mi escritorio como un universitario que no puede dormir.
—¿Dónde estás? —daba de golpes en la mesa con mi cabeza, ¡esa chica se escondía muy bien!.
«¿Acaso me puede ir peor?»
Las autoridades correspondientes revisaban su habitación con sumo cuidado y atención, buscaban rastros de cualquier cosa que diera con su paradero... y yo... me quejaba de cualquier mosca.
