𝔠𝔞𝔭𝔯𝔦𝔠𝔥𝔬

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Wooyoung luce hermoso, lo sabe , va el gimnasio todos los días para lograr a la apariencia etérea que tiene, también pasó un buen par de horas escogiendo su ropa y por supuesto que todo en el huele bien en este momento, sabe que deja una bonita esencia a frutilla por dónde sea que pase, sabe también que aquel chico acompañado a un par de mesas no ha podido quitar la mirada de él, de nuevo, sabe que luce bonito y también sabe que con poco esfuerzo puede tener al atractivo hombre de ojos afilados sobre la palma de su mano, por eso mismo dirige su mirada una vez más al castaño y le guiña en cuanto encuentra su mirada, ha sido un jugueteo repetitivo ya por un par de noches seguidas en las que se han encontrado en este mismo lugar, siempre terminan en el mismo camino que está siguiendo, con calientes respiraciones entremezcladas y gemidos suaves que hacen a ambos ensuciarse dentro de su ropa.

Fue una sorpresa verlo en compañía después de llegar al bar esta noche, pero no se preocupa mucho, en su lugar se disculpa con su propia compañía y se dirige en calma al baño, alcanza a lavarse las manos y repasar su bálsamo labial, antes de escuchar un par de golpes suaves en la puerta.

"¿Puedo pasar?" Es la pregunta que escucha del otro lado, quiere responderle que puede hacer lo que quiera con él si así lo desea, pero guarda sus pensamientos con una risita pequeña y abre la puerta fingiendo sorpresa al encontrarse directamente con las rosadas mejillas del hombre. La mirada que este le dirige es penetrante y profunda, y tiene que alzar un poco la vista para encontrarse con esta, como un pozo en el que está dispuesto a ahogarse, el hombre mira sus labios con hambre cuando pasa su lengua lentamente sobre ellos, lo está provocando, lo sabe, y por supuesto que lo disfruta, lo hace más cuando el hombre lo empuja leve y entra al baño privado cerrando detrás de él y lo disfruta cuando siente la humedad de su boca contra la propia, tambien cuando él lo pone sobre el mesón de mármol, está frío pero él sabe a ginebra y tal vez a chocolate, sus manos aún no lo tocan pero siente la temperatura de su cuerpo subir con solo el recuerdo de ellas apretando su cintura, sabe dulce, y él está dispuesto a caer esta noche, sus respiraciones se mezclan lentamente, quiere sentir más, lo quiere, quiere escuchar sus gemidos suaves y sentir sus labios esponjosos y suaves sobre esa parte en su cuello con la que parece encapricharse cada noche, tiene sus manos en su cuello y quiere caer desde este primer beso.

El golpeteo suave en la puerta interrumpe en ese momento, sus respiraciones entrecortadas en pequeños silencios ahogados.

"amor, te esperamos en la puerta" , sus miradas se encuentran y la realización cubre las pupilas del hombre castaño, terror y culpa le acompañan.

"Claro, ya salgo" y entonces lo sabe. Incluso si sus labios son irresistibles y su piel brillante y lisa, si su aroma es dulce y su voz melodiosa no será la primera opción del hombre que lo mira; con un poco de vergüenza se separa y cuando escuchan el silencio del pasillo se aleja lentamente.

Escucha un "lo siento" del otro hombre y puede oír en su voz que no es para él, es para quien acaba de irse, una sonrisa amarga y casi desinteresada es la que se obliga a poner, como pudo hacerse algo como esto a sí mismo otra vez, "no debió pasar mingi, déjalo" y entonces se baja de su lugar, se lava las manos una vez más cuando las siente sudorosas y con la seguridad de que nadie lo ve salir del baño, se retira sin darle otra mirada al hombre en cuestión, vuelve a su mesa y termina el vino dulce que dejó a medias, sabe amargo por alguna razón, el ambiente cómodo y acogedor del lugar de pronto es frío, sus amigos preguntan si esta vez funcionó y si va a empezar a salir con el chico que ha estado viendo en el baño las últimas noches, tal vez fue apresurado contarles, sonríe amargo y mueve la mano en un gesto desinteresado que todos en la mesa toman como advertencia para cambiar de tema, nadie mas pregunta nada, aún así no está tranquilo como se ve, su corazón late a destiempos, da una última mirada a la puerta, donde el joven de labios cálidos abraza y toma de la cintura a una bonita mujer de cabello castaño corto y mejillas rosadas, su trago definitivamente sabe más amargo ahora, deja un billete sobre la mesa y toma su abrigo, sabe que sus amigos miran en su dirección tal vez preocupados, o solo curiosos, no le interesa, solo necesita largarse.

Se ve bonito, se ve hermoso y su cabello brilla con la luz del lugar y por donde camina deja una esencia a frutilla , sabe que lo están mirando muchos, no le interesa tampoco.

Ellos siguen en la puerta cuando cruza. Un solo suspiro entrecortado y permite que el vale traiga su auto. Todos lo saben,excepto ella, pero sus amigos que los han visto las últimas noches dirigen una mirada culpable hacia su persona, no quiere su lástima, no quiere una mierda.

Revisa su teléfono en espera del coche, pero entonces suelta un risa pequeña, casi dolorosa, llama la atención del grupo, una pequeña tensión que ella no entiende, levanta la cabeza fingiendo ignorancia, se encoge de hombros y niega levemente para sí mismo, en cuanto tiene su auto enfrente, se larga , sin mirar atrás, porque es lo que siempre hace; se lamenta profundamente con la pequeña de mejillas rosadas, debió suponerlo y lo lamenta por sí mismo porque las lágrimas se sienten frías y el sabor a ginebra sigue entre sus labios. 

WHIM - woogi - OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora