Win no podía decir que su relación amorosa comenzó como un cuento de hadas. No existió esa chispa y nadie desapareció alrededor.
Si es honesto. Al inicio su pareja dio el noventa de cien para impulsarlo todo, para conquistarlo y que poco a poco gan...
Me siento asfixiado. Han pasado sólo un par de días desde la última vez que vi a Nani en la casa de Bright. Estoy molesto y es ridículo verme orillado a cambiar de número de teléfono con el fin de detener sus insistentes llamadas y sus mensajes suplicantes. Sin importar cuanto bloqueara el número, rápidamente conseguiría otro, a su vez, envía regalos a mi oficina que no llegan gracias a Air.
Durante su vida compartida podía contar con los dedos las veces que quiso darle algo, fueron quizá un par de cumpleaños y su primer aniversario.
Llamé a mi hermano mayor en la madrugada para que cambie mi número de teléfono bajo su registro. Apenas amanece, me encargo de dárselo a las personas que me importan; mis padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo y primordialmente... Bright. Su nueva ancla a la cual se aferraría, su nueva oportunidad porque Bright Vachirawit Chiva-aree no solo vale la pena, vale la vida.
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Camino por el centro comercial en busca del regalo de cumpleaños perfecto para mi padre, lo celebraremos en casa en dos semanas. Aprovechando que tengo tiempo mientras espero a que llegue la hora de salida de Namm. No he tenido que ir a trabajar. Jennie me marco esa mañana para decirme que Nani estaba ahí y se puso a gritar para exigir verme. Preocupada de lo que podría hacerme, llamo a los guardias y notifico a la policía de esta situación. Prometiendo que se encargaría de mantenerlo alejado de mí en el lugar trabajo, proponiéndome que haga lo mismo por mi seguridad afuera.
Suspiró por resignación. Me pregunto hasta cuando Nani se hartaría de este juego del gato y el ratón. ¿No se supone que me engaño por que ama a esa otra persona?
Mi teléfono sonó e inmediatamente lo saco del bolsillo para atenderlo, la voz del otro lado de la línea me hizo sonreír y a mis mejillas sonrojarse.
— Hola... — farfulla — conejito de la luna, ¿estás en tu oficina? – pregunta.
Sonrió.
— No, no, estoy en el centro comercial buscando un regalo para mi padre — respondo.
— ¿De verdad cariño? ¿En cuál?
— Es uno que está cerca de mi oficina.
— Estoy cerca de tu oficina, venía a verte.
— ¿Así? ¿Tanto me extrañas? — lo molesto.
Bright suspira y suelta una dulce risita.
— Te extraño cada día, cada momento... — suspira — todo el tiempo.
Mi corazón vibra de emoción y da un vuelco como si de un gimnasta profesional se tratara. El órgano vital golpea con fuerza mi pecho. Estoy nervioso como un adolescente principiante.
— ¡Qué coincidencia! — expresa — Quería que me acompañaras al centro comercial, necesito tu opinión, ¿puedo unirme a ti?
— Por supuesto que puedes — reí —. Te esperaré, estoy a cuatro tiendas de la entrada principal.
