Capítulo 20

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Todas las peticiones vienen con un propósito detrás y las de Damien no son la excepción

Damien

Tomo entre mis dedos un pedazo del material más resiste que ahora existe, el metal brilla con los rayos del sol que se cuelan a través de la ventana.

Lo dejo de nuevo sobre la mesa y salgo de la armería asegurándome que todo esté en orden antes de ir al comando donde David está esperándome.

Todo el día lo pasé revisando que el material estuviera en perfecto estado ya que nos tomó bastante tiempo hacerlo.

Le doy un vistazo al reloj solo para comprobar que ya no alcanzo a llegar a lo que Scott me citó, dijo que tenía algo importante que decirme y me imagino de que se trataba por lo emocionando que se escuchaba. Supongo que lo que fuera a decirme me lo dirá después.

Llego al comando y voy directo a mi oficina donde David me espera revisando los planos que le he dejado.

—Son excelentes, ¿quién los ha hecho? —pregunta sin apartar la mirada de ellos.

—Anastasia —respondo, orgulloso—. Y como ahora ella está ocupada quiero que hagas nuevos planos pero necesito que sean diseños capaces de soportar un nuevo material.

—¿Un nuevo material?

—No preguntes, solo haz lo que te pido —me molestan que haga tantas preguntas.

—¿Y qué hay de estos?

—Esos están perfectos, los usaré en cuanto pueda —los tomo para guardarlos—. Lo único que tienes que saber para hacer los diseños es que el nuevo material es más liviano que el metal habitual y también que es mucho más resistente.

Asiente seguramente haciendo nota mental.

—Los haré lo más rápido que pueda —se levanta—. ¿Los vas a supervisar o...?

—No, entregámelos cuando los termines.

Se despide diciendo que espera traerme buenos resultados lo más pronto posible y no lo dudo ya que es bueno en lo que hace y por eso lo mismo lo contraté.

La puerta se abre dándole a paso a Ross y presiento que lo que sea que va a decirme no será de mi agrado.

—Dentro de tres días es cumpleaños de tu madre —me informa. Lo había olvidado por completo.

—Envíale un regalo de mi parte —me dejo caer en mi silla.

—No le voy a mandar nada —se opone sentándose en frente—. Vas a ir.

—No voy a ir —refuto—. No me interesa lo que digas. Henrik y Phillipe estarán ahí y no tengo ganas de soportarlos.

—Hace más de tres años que no asistes a un cumpleaños de tus padres.

—Y no pienso hacerlo.

—¿Te cuesta mucho llevarle un obsequio personalmente? Es tu madre.

Pongo los ojos en blanco cuando empieza con su discurso.

—Tampoco lo digas como si fuera la mejor madre —me molesto—. Ni ella ni Phillipe han sido unos buenos padres y tú lo sabes, no sé porque te empeñas en que tenga una buena relación con ellos.

—Todos cometemos errores y los padres no están exentos de ello.

—Mis padres ni siquieran merecen ser llamados así.

Él sabe mejor que nadie porque tengo tan mala relación con ellos y con Henrik y aún así insiste en que me lleve bien con esos señores.

—Algún día serás padre, Damien y...

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