Cap. 3 La chica de ojos café

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Sam

Tres días antes

Era hoy, hoy era el maldito día que me tenía que ir a Tilba es un pueblo mucho mas pequeño que Sindey que es la actual ciudad donde vivo, no puedo creer que por las pendejadas de mi mejor amigo me tenga que ir, pero prefiero eso a que el termine en un lugar mucho peor.

Mamá junto entro a mi cuarto, ya que en una hora tengo que estar en el aeropuerto, supongo que viene a despedirse, la volteo a ver tiene los ojos lloroso - hay no va a llorar- pensé. 

–Samu– dijo mama casi como un susurro 

Di un suspiro profundo.

–Mamá no llores solo será por algunos meses, tranquila voy a estar bien 

–Se que vas a estar en buenas manos, en la casa de la nana de tu hermana 

Soy el hijo de en medio tengo una hermana y un hermano mayor y a mi pequeña princesa que solo tiene tres años, ella es mi medio hermana ya que papa murió cuando yo era un niño de siete años, y mi mama hace poco menos de seis años se junto con su actual pareja.

–Ni me recuerdes que voy a estar con esa señora– bufé 

–Sam esa señora cuido a tu hermana por muchos años y siempre fue muy amable con nosotros.

–Y eso no quita que no me agrade 

Mama suspiro cansada –¿Ya tienes todo listo? 

–Si

–Ven y dame un abrazo

No soy fan del contacto físico pero es mi mamá no le puedo decir que no, fui a sus brazos  y la abrace con mucha fuerza.

–Hijo... ¿por qué lo hiciste? tu no eres culpable de de lo que paso–me agarro de la sudadera negra con fuerza y enterró su cara en mi pecho mientras lloraba.

–Tranquila mamá–le dije mientras la separaba de mi 

–Llámame en cuanto llegues–solo asentí con la cabeza mientras agarraba mis maletas  

Cuando baje estaban todos mis hermanos ahí, en cuanto me vieron al pie de las escaleras corrieron a abrazarme, siento que  invaden mi espacio personal, pero acepto sus abrazos.

–Te vamos a extrañar– susurro mi hermana con la voz un poco quebrada 

–Cuando inicies las clases allá y tengas alguna duda, llámame– hablo el cerebrito de mi hermano mayor, yo solo sonreí a medias 

Cuando nos separamos pude ver a la pequeña Maddison, que tenía los ojos rojos, estuvo llorando, me acerque a ella poniéndome de cuclillas para estar a su altura.

–Princesa– le susurre mientras le agarraba su carita, me abrazo sosteniendo me el cuello con fuerza.

–No te vayas.

 Dios despedirme de ella si duele.

–Maddy me tengo que ir, sabes que si fuera por mi me quedaría, pero solo será poquito tiempo en un abrir y cerrar de ojos ya estaré aquí.

–Lo prometes.

Le dedique una sonrisa –Lo prometo– ella me regreso la sonrisa 

Me incorpore y agarre mis maletas, antes de salir por la puerta los mire, pero ya sin decir nada me di la vuelta y salí de casa. 

Me monte en el taxi que estaba afuera esperándome y nos fuimos la aeropuerto. 

Casi dos horas después mi vuelo despego, ya arriba del avión, me puse mis audífonos y puse música en aleatoria, el vuelo era solo de tres horas.

HiraethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora