16- Sábado, 8 de julio 1939

478 33 32
                                    





Los sucesos y personajes retratados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con hechos reales es pura coincidencia.












Sábado, 8 de julio 1939.

Las actividades conmemorativas por el aniversario de la fundación de la ciudad habían iniciado y a pesar de los crudos momentos de tensión sufridos en el pasado, la gente decidió divertirse un poco. El recuerdo de la obra de teatro donde Hanji y Levi participaron, les había animado a tal punto que la compañía de teatro se vio obligada a realizar una segunda función para los rezagados que no lograron un cupo en la primera ocasión.

Aquella mañana dio inicio a quizás a uno de los mejores días de su vida, cuando Levi se encontró con Hanji en la estación de trenes luego de acordar hacer un viaje juntos.

Hanji había estado insistiendo en que Levi debía comenzar a salir con más frecuencia de la ciudad y guiado por su intuición de que tal vez algo bueno estaba por ocurrir, Levi finalmente accedió.

Desde muy temprano, Hanji estaba inquieta y ante eso decidió levantarse de la cama. Empacó y desempacó su maleta, una y otra vez. No podía decidirse bien, pese a que no era una mujer tan vanidosa. Le gustaban las faldas, pero también se sentía cómoda en pantalones. Por último, empacó una de cada cosa, aunque ella en ese momento no era tan consciente de que bajo el punto de vista de Levi, Hanji con lo que vistiera seguía siendo igual de bella para él.

A Hanji, le estaba gustando la idea de que fuera Levi su acompañante de viaje, aunque fuera uno demasiado corto, de solo un par de días. Pero eso sería suficiente para pasar unos días espléndidos solo ellos dos, sin el estrés y las preocupaciones de la ciudad.

Esa mañana, antes de salir de casa, Hanji estuvo dando vueltas en la cocina ante la mirada aguda de águila de Petra que no podía entender qué era lo que tenía tan contenta a Hanji quién tenía una soñadora sonrisa dibujada en el rostro.

—¿Vas a algún lugar? —. Preguntó Petra, de manera casual mientras preparaba el desayuno.

—Puede ser—. Respondió Hanji algo distraída, esperando con impaciencia que ya fuera hora de marcharse.

Tampoco había motivos para estar rindiendo cuentas de lo que hacía o lo que dejaba de hacer, ni tampoco eran lo suficientemente cercanas como para confidenciarse secretos. Hanji aún le guardaba algo de rencor a Petra por haber intentado coquetearle a Levi, pero desde su última discusión con ella, Petra se mostraba más dócil de lo habitual.

—Ten un buen viaje—. Fue lo último que dijo Petra antes de regresar a su habitación.

Los pensamientos de Hanji estaban en otro sitio y aparentemente lo último dicho por la severa institutriz, pasó por completo desapercibido para ella.

Cartas para Hans (Levihan/Historia completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora