ワンパンマン/One Punch Man Copyright ©One

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Udon

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De todos los buenos lugares de la ciudad, Saitama ha elegido llevarla al antro más sórdido, grasiento y baboso que se le pudo ocurrir.

Lo cierto es que Ventisca nunca ha estado demasiado acostumbrada a los lujos; pero el hecho de estar obsesionada con ellos la impulsa inmediatamente a sentir repulsión por todo lo que la rodea en ese momento. Hasta el más mínimo detalle. Incluso las sillas, que brillan con la suave luz del comedor, prenden fuego a su cara de vivida vergüenza.

Saitama desfila imperturbable entre los comensales, ajeno al estado de ánimo de Ventisca, y es comprensible; no están comprometidos, y ciertamente no es una cita. Pero la heroína de clase B desconoce la razón de por qué quería verlo de esa manera. Quién sabe por qué en lugar de escuchar tengo hambre, ¿paramos a comer udon? entendió paremos, te llevaré a cenar.

Tal vez sea porque está enamorada de él, no, eso sí que es disparatado.

O quizás porque está dispuesta a seguirle a cualquier parte sólo para pasar tiempo con él. Incluso en una cafetería a las once de la noche, así esté muerta de calor, furiosa y confusa. Incluso para… udon. Por otro lado, es por eso que están ahí. Para el udon.

No para una cita. No. ¿Cuántas veces tiene que repetírselo internamente antes de convencerse de que está equivocada?

Toman asiento en una mesa aislada de la multitud, y Saitama pide agua helada y una gran porción de udon para compartir con Ventisca. Ella no puede dejar de mirarlo. Quiere entender el magnetismo de ese sujeto, el, que ya ni siquiera tiene pelo. ¿Está fascinada por su poder? ¿O está interesada en él?

Llegan los infames udon y Saitama comienza a comerlos glotonamente. Ventisca sin embargo está pensativa, siente el estómago revuelto, ni siquiera coge los cubiertos de tan aturdida que está. Sólo recupera la lucidez cuando los fríos ojos marrones de Saitama la devuelven a la triste realidad: que no es una cita en absoluto. Y que en serio se está sintiendo mal.

—¿No tienes hambre?

—Uhm… —coge unos udon y se los lleva a la boca besada con brillo de labios—. ¿Así que esta es la receta de tu poder, Saitama?

—¿Uh? ¿A qué te refieres?

—El udon.

—¿Por qué todo el mundo sigue pensando que el secreto está escondido en lo que como? Genos con mis patatas fritas. Ahora tú con mi udon. Qué carajo.

—Solo… trato de entender.

Saitama ya la había mirado muchas otras veces, pero nunca con toda esa intensidad repentina que ensombrece sus iris con un grueso chocolate. Es oscuro. Cálido. Casi tranquilizador. Ventisca se sorprende, un incendio en sus mejillas y los palillos se le caen. No puede recogerlos ¿Por qué Saitama la mira así? ¿Acaso va a besarla? ¡¿Qué rayos ocurre con ella?!

—En verdad no entiendo cual es el problema con todo ese asunto.

Es sólo eso entonces. El mismo ignora el secreto de su asombrosa fuerza. Ventisca quiere enfadarse, pero en su lugar sonríe. Sonríe y se lleva una mano al pecho, luego sacude la cabeza. Sus pendientes fluctúan. Su corazón da un salto cuando los ojos divertidos de Saitama la miran de nuevo.

—Es que en serio es ridícula tu rutina de entrenamiento. ¿Realmente esperas que nos traguemos eso?

Saitama solo resopla, aburrido ya de tantas indagaciones. ¿Cuándo dejarán de joderlo con lo mismo?

En fin. Mejor vuelve a su udon antes que se enfríe.

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Pues nada, mi mente enferma los shipea xD

Gracias por leer.

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