Capitulo 10

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La casa era de dos pisos, sencilla. Las sombras adornaban el lugar dandole un toque de tenebrismo. La casa tenia unas enormes enredaderas, en uno de los lados de la casa, que daban hasta una ventana que se encontraba abierta y con un foco encendido.

"Bien..." Dijo depositando me en el piso, la enredadera enfrente de ambos. "Será mejor que te agarres bien" dijo mientras se daba la espalda, haciéndome señas para que le rodeara el cuello con mis brazos. Era ridículo sabiendo que yo podía ir hasta la ventana en un salto pero tenia que actuar humano así que le rodee el cuello con mis brazos. Entonces me cargó en su espalda, mientras caminaba hacia la enredadera.

"Esto es ridículo. Yo puedo sola." Me queje "nos vamos a terminar cayendo ambos"

El soltó una carcajada. "Estuve en americano, niña. Si puedo contigo" y escalo por la enredadera.

Era extraño, saber que Damian podía con mi peso sin ninguna dificultad. Me hacia sentir pequeña y frágil, cosa que no era. Me hacia sentir... Humana, incluso. Trepó por la ventana hasta que estuvimos en el cuarto.

El cuarto de Damian era modesto. Espacioso, sencillo. Las paredes eran de un color azul apagado, con muebles negros. Al lado de nosotros se veia la cama individual de barrotes negros, seguida por una mesita de noche del mismo color donde se postraba un libro abierto y una lampara. No había pósters en las paredes. Al fondo de la habitación estaba un closet pequeño de madera y unos cajones al lado, con un espejo en medio de los cajones y el closet. Al lado estaba la puerta con un perchero con distintas chamarras de tonos oscuros. Y en la otra pared descansaba un escritorio viejo con una Mac plateada y un iPad, unos audífonos regados y mas libretas. Era hogareño, tenía ese desorden habitual en una habitación. Uno que otro papel tirado, la guitarra en su cama...
Me sentó al borde de la cama, quitando la guitarra para recargarla en la pared.

"Ahorita regreso" anunció saliendo por la puerta. Observe con detenimiento su habitación, esperando saber mas de el. Había cosas habituales. Cd's de Linkin Park y Muse, algunos libros de los cuales pude identificar como la trilogía de Los Juegos del Hambre, muchos videojuegos que se hallaban en una repisa que no había visto y la pequeña pantalla plasma al lado... Era la típica habitación de un chico promedio con dinero.

Una ráfaga de viento cruzo desde la ventana e instintivamente tome la mullida sabana para cubrirme. No era necesidad, solo el instinto. Las sabanas olían a el. Cualquier humano pudo pensar en sal y sudor, pero yo olía diferente... El olía a calidez, como un suave chocolate caliente o galletas recién horneadas. Sonreí e inhale su aroma notando como la garganta se me secaba poco a poco y mis ojos se ponían verdes como las esmeraldas. Cerré los ojos y trate de calmarme.
Me recosté en la cama, viendo las pequeñas grietas en el techo, tan pequeñas para el ojo humano, tratando de concentrarme en escuchar sus pisadas, para saber en cuanto vendría.

Yo le daba 10 segundos

10,9,8,7,6,5,4,3,2,1...

Se abrió el pomo de la puerta. Reprimí una sonrisa.

Desde donde yo estaba podia oler el agua oxigenada que traia en la mano.
"Ya llegue"

Reprimi la sonrisa de nuevo "lo noté "

Se sento al borde de la cama mientras examinaba mi pierna herida... Ya no sangraba y ya se habia cicatrizado... Diablos, olvide lo rápido que era para mi curarme... Y Damian lo notó.

"Pero..." Balbuceo "Era una enorme herida"

Estaba alarmada ¿qué le diría?

"Debe haber sido menos grave de lo que parecía" intenté decir.

"¡La estaca te había atravesado la pierna!" Exclamo "¡no podías moverte!"

Lo tome del rostro, ambas manos en cada lado, en sus mejillas coloradas y lo mire a los ojos. "Tranquilo" sentia como poco a poco mis ojos iban cambiando de color al color de las esmeraldas. Mi voz era suave. "Ahí esta la herida, tu la puedes ver. Ahora cúrame" dije mientras hacia que Damian viera una herida falsa en mi pierna. El asintió, su mirada estaba perdida en la mía, sus manos tanteaban en busca de una bolita de algodón y el agua oxigenada. Curo la herida falsa con mucho cuidado, sin apartar sus ojos de los míos. Tomó una vieja venda y fue enrollando mi pierna poco a poco hasta que ya no se notaria si en realidad había una herida o no. Realmente odiaba esto, odiaba tener que mentirle o hipnotizarlo pero ¿que mas hacia? Sonreí y deje que mis ojos volvieran a ser del tono chocolate habitual. Damian sacudió la cabeza, fuera del trance.

"¿Que paso?" Pregunto, desorientado.

"Nada" dije, forzando una sonrisa en mis labios. "Me has curado"

"Hehe" dijo el poniéndose rojo como un tomate a travez de esa piel morena.

"Lamento no haber usado la entrada principal pero es que se supone que yo no había salido..." Dijo mirando al suelo.

"Me imagino que haces... Eso... A espaldas de tus padres, es normal" dije mirando al suelo. Sabia ese dolor, era tan insoportable que era mejor nublarlo con el dolor físico. "¿Porque lo haces?"

El me miro a los ojos, sus enormes ojos marrones me miraban como si quisieran decir todo pero dudaran.

"No lo entenderías "

Trague saliva mientras le levantaba el mentón con mi dedo índice, para poder ver sus bellos ojos marrones detrás de esas largas pestañas negras.

"Oh, claro que lo entiendo... Yo pase por algo similar creo, oh bien me cortaba si"

"¿Cuales eran tus motivos, Elizabeth?"

Sacudí mi cabeza, negando a concentrarme en mi pasado. "No importa ahorita, el que importa eres tu. No me gustaría verte así porque se lo que es" dije conteniendo las lágrimas. Este tipo de conversaciones me llegaban mucho. "Ahora dime quien causa esto"

Sus ojos llorosos me miraban con detenimiento cuando murmuro estas palabras.

"La sociedad"

The Chosen Ones I : Evanesce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora