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Jisung es un lindo omega que trabaja medio tiempo en un Spa, el se dedica específicamente a los masajes. No es de lo que quiere trabajar en un futuro, pero necesita la plata para pagar sus estudios y su departamento. Había aprendido a hacer masajes de su madre, que cuando era más joven se dedicaba a todo lo relacionado a la belleza y el cuidado del cuerpo.

Como hoy era viernes, a Jisung le tocaba cerrar el Spa, una hora antes de irse, creyendo que no iría nadie más, observó que un alfa alto y con traje ingresaba al lugar.

-Buenas noches, ¿tenía reserva para hoy?-cuestionó deseando que el atractivo alfa le dijera que no, quería irse a su casa.

-Buenas noches, sí, había hecho mi reserva para hoy, pero por cuestiones del trabajo me he atrasado, en realidad quería ver si todavía podía tener una sesión de masajes, si es que el masajista no se ha ido, por lo que veo estaban por cerrar...-exclama el alfa al observar que el lugar estaba demasiado silencioso, y que no había nadie más además de ellos.

-En realidad falta una hora para cerrar. Pero yo soy el masajista, así que si gusta puede quedarse para no perder su reserva.-ofreció amablemente Jisung. 

-Yo en verdad se lo agradecería.-el alfa se veía un poco animado, se podía notar que había esperado mucho por esto.

-Bien, sígame.-Jisung lo guió hacia la habitación de masajes, preparó las camilla, los aceites, algunas velas y saumerios para ambientar la habitación y que el alfa pudiera relajarse por completo.-Umm.. señor..-dejó la frase en el aire para que el alfa le dijera su nombre.

-Minho, Lee Minho. ¿El suyo?-preguntó atento. El omega era bonito, necesitaba saber su nombre, no entendía porqué, pero desde que había ingresado al lugar y pudo percibir el delicioso aroma del omega, su lobo estaba con las orejas levantadas, cosa que sucedía raras veces.

-Jisung.-respondió tranquilamente, tratando de ignorar el leve retorcijón que le había dado en su estómago. Esperaba que no fuera lo que creía que era.-Le voy a pedir que se desvista, y cuando se recueste en la camilla se coloque una toalla encima para cubrirse. Yo me retiro para que se acomode tranquilo.-el omega salió rápido de la habitación cuando Minho había comenzado a desabrocharse la camisa, y sufrió otro retorcijón.

 No podía entrar en celo ahora, no cuando estaba solo con aquel alfa que estaba como quería con traje, no podía ni imaginarse la obra de arte que vería al entrar en la habitación. Se fue al baño a ver si en el botiquín había algún supresor, pero lo único que encontró de utilidad fue un spray para que su aroma no se sintiera tanto. Se lo roció y confió en que podía aguantar los espasmos en su vientre hasta llegar a su casa donde podría atenderse como se debía.

Al ingresar en la habitación, se le atoró el aire al ver la espalda ancha y trabajada del alfa, un espasmo más fuerte que los anteriores le recorrió el vientre. Una vez al lado de la camilla, puso aceite en la espalda de Minho y luego de esparcirlo comenzó con los masajes. Podía oír las exhalaciones de gusto al apretar los lugares donde habían nudos. Luego de un rato, pasó a los grandes y musculosos muslos del alfa, puso un poco de aceite y comenzó a apretarlos, Dios, el hombre era un pecado. Masajeo, siguió por sus pantorrillas y por último en sus pies. 

-Minho, necesito que se de vuelta.-dijo en una exhalación que trató de disimular con un carraspeo. Cumpliendo con lo pedido, el alfa se volteó y lo miró fijamente. Jisung se contrajo ahí mismo al ver su torso marcado. Estaba seguro que en cualquier momento lubricaría y lo que menos quería es que el contrario se diera cuenta en el estado en el que se encontraba.

 Agarró nuevamente el aceite y dejó que en un hilo cayera sobre el pecho contrario bajo la atenta mirada del mayor. Han lo miró como pidiendo permiso para comenzar, teniendo la aprobación del alfa comenzó por el cuello con suaves masajes, continuó bajando por su pecho hasta sus pectorales, estaban duros y le encantó la sensación de dar leves apretones a la suave piel, continuó camino abajo, pasó sus manos por el marcado abdomen y masajeó en círculos sobre la ingle, se estaba dejando llevar por los deseos de su omega en celo.

Masajista Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora