Pov Beatriz:
Al ponerme el colgante, sentía algo muy extraño. Era miedo pero a la vez fascinación por sentir que a alguien le gustaba, pero no podía saber quién. Abrí el cajón y me encontré un sobre rojo, el cual abrí "Si estas leyendo ésto es que has dado con el sobre rojo, necesito saber que sabes de mi presencia, así que la próxima vez que salgas a la calle ponte este vestido rosa pálido, solamente yo podré saber que sabes de mi existencia, nadie más" ¿Qué narices estaba pasando? Me sentía abrumada por todo eso. Así que me fui a dormir. El despertador sonó a las ocho de la mañana. Me duché me pillé el pelo en un moño bajo y me puse el vestido, un poco de rímel, raya y lista. Bajé la guitarra y ya estaba Alexa despierta.
- Buenos días.
Alexa - Que bien te veo ¿Dormiste bien?
- Mejor que bien.
Alexa - Bueno yo me tengo que ir, nos vemos después ¿Vale?
- Vale - Sentí como se iba y seguí desayunando. Aproveché para llamar a Sam - ¿Sam? ¿cómo estás?
Sam - Bien ¿Puedes llamar en otro momento? Tengo a una chica esperándome.
- ¿Cómo?
Sam - Yo no soy de amoríos, voy de flor en flor y tu no me quisiste dar lo que quería, así que aire - Colgué y me eché a llorar pero de repente sentí un ruido extraño.
- ¿Alexa? - Me giré y sentí un golpe fuerte en la cabeza, el cual me hizo caer redonda al suelo... Intenté abrí los ojos pero no podía, los tenía vendados, tenía las manos atadas y las piernas también - ¡Ayuda! - Seguí gritando como una hora más hasta que se abrió la puerta. Vino alguien corriendo hacia mi y me dio un golpe en el labio, haciendo que sangrara. Lo que no me esperaba era que aquel individuo me iba a besar recorriendo con su lengua toda mi boca. Me dieron arcadas - ¡Eres un asqueroso de mierda!
? - ¿Cómo me conoces? - Dios, lo reconocía perfectamente, era el prometido de Andrea.
- ¡¿No serás tu el de la carta?!
? - No se de que carta de mierda me hablas, solo te tengo aquí porque quiero verte morir, así de simple.
- No por favor ¡¡déjame!!
? - Te dejaré aquí encerrada, con tan sólo un trozo de pan y repártelo bien, porque será lo único que tendrás aquí en toda tu vida.
- ¡Hijo de puta! - Me puso un pañuelo en la boca para que no pudiera hablar. Sentí como me ponía un saco en la cabeza y se fue. Llevaba ya una semana secuestrada, no quería verme, me daba asco. Él llegaba todos los días, me tocaba por todos lados sin llegar a la zona peligrosa y se iba. Era repugnante.Tenía miedo de que en la próxima quisiera más y me privara de mi virginidad. Escuché la puerta abrirse de golpe, pero no era él. Eran mis amigos y lo supe por las voces.