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Tener 28 años y ser la hermana mayor de 5 no es nada fácil, cuando se esta ante una sociedad que condena a una joven de mi edad que no ha conseguido marido.

Es difícil escoger pareja en un par de días, basar mi futuro en un par de bailes, exponerme ofrecerme como mercancía no es nada inspirador, en especial en alguien como yo...como dice mi madre "rebelde". Se que soy la comidilla de la sociedad de Londres, pertenecer a una familia con una posición económica envidiable no ayuda al hecho de querer pasar desapercibida ante una sociedad tan "especial" como en la que día a día me veo obligada a moverme.

He escuchado como me definen las hijas de las amigas de mi madre y soy en resumen alguien gris, bueno quien brillaría ante la carga del buen nombre.

Mi único escape, aliciente, calma, paz, mi único con suelo es la musica. Desde pequeña me he refugiado en mi piano, tocar sus teclas, crear nueva musica, son la manera en la que la tristeza que embarga mi alma sale.

Me siento atrapada día a día, en sonrisas falsas, en modales refinados esa muñeca bonita no soy yo, amo la simplicidad, la calma.

Escucho el bullicio, las actividades diarias inician, hoy hay una fiesta, en casa, el hijo mayor de los D'Santer se compromete con mi hermana, la que me sigue... se decidio ese matrimonio ya que yo estaba demasiado "vieja" para su hijo, quien tiene 29 años, según se dijo y cito, Valen necesita luz, frescura, novedad...no una quedada como Emilia. Esas fueron las palabras de mi madre, bellas palabras.

Valen y yo siempre hemos sido amigos, mejores amigos, confidentes, el sabe todo de mi y yo todo de el y ahora seremos familia, Valen Erick D'Santer será mi cuñado.

Solo hay algo que Valen no sabe y gracias a la boda nunca lo sabrá, desde que me dio mi primer, segundo, tercer y quien sabe número de besos, lo he amado. Valen fue quien me dio mi primer beso, recuerdo fue cuando un día después de una fiesta mi madre me abofeteara por no querer bailar con un hombre asqueroso, que ella quería como mi marido.

Ese día, no podía ni tocar el piano, ese día quería morir, estaba cansada de ser carne en exhibición, la cual sería vendida al mejor postor. Mi madre me dijo tantas cosas, nunca las olvidare...

Emilia Serina Mitchells eres una vergüenza, no sirves para nada ni para buscarte un buen marido, pones a nuestra familia en vergüenza, a caso no sabes todo lo que se dice de ti en los círculos sociales  me das vergüenza, maldito el día en que te traje a este mundo, ni siquiera pareces mi hija. 

Juro haber escuchado como mi corazon se agrietaba...Valen se escabulló a mi recamara, para mas vergüenza todo eso me lo dijeron frente a su familia en mi casa, recuerdo como lloraba y lloraba creo mis ojos se rompieron. Valen llego y me consoló me dijo palabras muy dulces, limpio mis lagrimas en un momento, tomo mi rostro y me beso fue un roce pero sentí la suavidad de sus labios y su calor, mi corazón latió tan fuerte que mi pecho dolió.

- Emi perdóname, no de debí
yo no debí...

Esas fueron sus últimas palabras como mi amigo, luego el mantuvo su distancia, creí yo tenia la culpa, el no quería ni verme, se negaba cada vez que lo buscaba, me había quedado sola, me dije. Un día lo confronte y el me dijo estaba muy apenado, que yo solo era su mejor amiga, al escuchar esas palabras otra parte de mi corazon se resquebrajo. Yo solo pude sonreir y decirle que yo le quería como mi amigo que no se preocupara.

No se si fue alivio o decepción lo que vi en su rostro, pero elegí no pensar no indagar, lo mejor era callar mis sentimientos y que todo siguiera igual.

El volvió hacer el mismo y la verdad lo agradecí, aprendí a callar mi sentimientos no quería perder lo único que sentía me quedaba, aparte de la musica.

De vez en cuando habían momentos donde el me besaba y veía luego su cara de arrepentimiento, era como un cuchillo plantado en mi alma y cada que eso pasaba se profundizava un poco mas.

Era algo que yo había elegido y cada vez que ese cuchillo dolía, las tonadas de mi piano callaban ese dolor. Aprendí una tonada que expresa lo que mi amor silencioso me hace sentir y vaya que a Valen le encanta esa canción...si supiera que es por el.

Valen se sienta junto a mi a escuchar como toco cada tonada, lo veo cerrar sus ojos y relajarse, esos momentos los atesoro y guardo en mi corazón.

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Al ser la mejor pianista de la región, se me ha invitado a tantas fiestas, donde se me pide toque piezas que ya ahora cobro por esos eventos, claro cosa que mi madre no sabe o moriría de vergüenza social.

Y así paso el tiempo, hasta aquel día...

La PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora