Capítulo 23: Comienzos

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Ante la revelación que Kido acababa de hacer, las miradas de impresión y confusión de su hija y alumnos se clavaron en él...

— Es una larga historia... — El jolteon shiny tenía una mirada melancólica al pensar en su pasado — Todo comenzó hace varios años atrás.

- Flashback, Sinnoh, año 283 D.H. -

En un vasto prado lleno de arbustos de bayas, ubicado al sur de Pueblo Caelestis, un joven eevee de un peculiar y brillante pelaje plateado caminaba tranquilamente, haciendo su recorrido habitual en busca de comida, sin embargo, un ruido particular entre los arbustos le llamó la atención de sus sensibles oídos... Esté ruido era algo que, por su temprana edad, no había escuchado nunca, los sollozos de un pokémon, guiado por su curiosidad, el eevee se acercaría al lugar de dónde escuchaba aquellos sonidos, al entrar entre los arbustos logró divisar al pokémon que provocaba este ruido, era un absol, uno notablemente más pequeño de lo normal, indicando que no había llegado todavía a la adultez, a este se le veía bastante asustado mientras lloraba recostado en el suelo.

— ¿Qué te pasa? — Pregunto tranquila e inocentemente el eevee plateado, llamando la atención del pequeño absol.

— ¡¿Eh?! — Apenas percatarse de la presencia del eevee, el absol se incorporó y retrocedió aterrorizado, parando de llorar casi al instante — ¡Po-por favor n-no me las-lastimes!

— ¿Eh? ¿Por qué te lastimaría? — Preguntó el eevee plateado algo confundido.

— Porque soy un absol... — Contestó el pokémon de tipo siniestro con miedo.

— ¿Absol? — Esa respuesta no hizo más que generar aún más dudas en el eevee — ¿Y qué es eso?

— Mi especie... — El absol bajo su rostro con tristeza — Los otros pokémon suelen atacar a los de nuestra especie...

— ¿Por qué no le piden ayuda a uno de esos grupos de pokémon? — Preguntó el pokémon de pelaje plateado con curiosidad — Creo que les decían gremios...

— Los gremios no nos hacen caso a nosotros — Dijo el absol con algo de impotencia — solo nos ignoran...

— ¿A ustedes tampoco? — El eevee se encontraba ligeramente confundido al oír eso — Pensé que yo era el único.

— ¿Pero por qué te ignorarían a ti? — Ahora era el pokémon de pelaje blanco el que se hallaba confundido — ¿Odian a otras especies además de los absol?

— No sé, pero cuando intento hablar con ellos dicen que mi color es horrible y que me vaya — Respondió el pokémon de pelaje plateado sin perder su sonrisa calmada, como su estuviese acostumbrado a esa clase de comentarios — también lo dijeron mis papás cuando me vieron al salir del huevo.

— ¿Color horrible? Eso es extraño... — Comentó el absol al desconocer la existencia de los pokémon shiny.

— ¿Verdad que sí? No los entiendo — Respondió el eevee sintiéndose comprendido, sin embargo, poco tardó en recordar su duda inicial — Pero... aún no me has dicho que te pasa... ¿Por qué estás así?

El semblante del absol se sumió en la más profunda tristeza mientras las lágrimas volvían a fluir por su rostro.

— Yo... Lo perdí todo... — Dijo el absol entre lágrimas con una intensa mezcla de tristeza, impotencia y rabia y su voz — Mis padres... Mi hogar... Todo...

— Bueno, si no tienes a dónde ir puedes venir conmigo — Dijo el eevee con su típica sonrisa despreocupada, no entendía a qué se refería exactamente el absol con "perderlo todo" pero sabía que era muy difícil conseguir un hogar, y no le gustaría que otro pasase por eso — creo que en mi cueva hay mucho espacio.

Pokecuento: Cambiar al mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora