Dos

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Las seis marcaban en el reloj cuándo Dalmi llegó a la biblioteca

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Las seis marcaban en el reloj cuándo Dalmi llegó a la biblioteca. Ya casi nadie estaba por estos lados, así que tenía todo el lugar para buscar libros interesantes para su trabajo sin interrupciones. 

Luego de que la clase terminara, había corrido lejos del chico. Aún no estaba lista para enfrentarlo y conociéndolo, haría el trabajo sola para luego entregarlo con el nombre de los dos. Porque sabía cómo era Chenle y literalmente, él no movía un dedo para nada.

Encontró varios libros que le llamaron la atención y rápidamente se condujo hasta una mesa, sentándose en ella para investigar.

Luego de un rato, sintió la puerta abrirse,  Dalmi rascó su frente ignorando a la persona que acaba de entrar. Un ruido de una silla arrastrándose, la puso alerta. Poco a poco fue levantando la vista, dejando de leer hasta encontrarse con...

"Hola preciosa" sonrió coqueteando.

Dalmi blanqueó sus ojos ignorándolo.

"Haré el trabajo y pondré tu nombre, puedes irte" dijo seria mientras seguía ojeando los libros.

Una risa retumbó, haciéndola suspirar.

"Pensé que tu y yo habíamos quedado en buenos términos" se burló sonriendo.

La chica levantó la vista encontrándose con la mirada profunda de Chenle sobre ella. Agradeció estar sentada, porque sus piernas se debilitaron al verlo tan de cerca luego de tantos años. Él lucía diferente... demasiado a cómo lo recordaba. 

"Vete al diablo" escupió cerrando sus libros para guardarlos. Cerró su mochila rápido, calzándosela y guardando la silla en su lugar.

Caminó hasta la puerta y escuchó pasos siguiéndola, pero no iba a detenerse. Abrió la puerta tratando de salir, pero de un golpe la mano de Chenle la detuvo, cerrándola otra vez.

"No puedes culparme por no corresponderte, Dalmi" susurró chasqueando la lengua. "No estabas a la altura de lo que me gustaba" lo escuchó decir detrás de ella.

Su cuerpo se congeló completamente.

La rabia la invadió y suspiró contando hasta diez, hacer un escándalo solo la llevaría a más problemas. Tenía que terminar el curso y lo que menos quería eran problemas con Chenle y sus malditos perros falderos. 

"Aunque pensándolo mejor... te pegó bastante la pubertad" volvió a decir mirándola de arriba a abajo.

Lo fulminó con la mirada queriendo llorar por sus palabras. Estaba odiándolo tanto.

¿Como pudo gustar de alguien tan idiota como Zhong Chenle? Lo peor es que volver a tenerlo cerca se sentía aterrador. De alguna forma sus sentimientos aún seguían escondidos en lo profundo de ella y no quería encontrarlos.

Tienes que aguantar, Dalmi. Sólo es un maldito trabajo y en pocos meses te largaras de aquí.

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𝚛𝚒𝚌𝚑 𝚋𝚘𝚢 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora