No me gusta el sol, los días soleados son como rayarte la lengua con navaja, (al menos para mi), no me gusta el amarillo, mucho menos el naranja o cualquier color chillón, me dan ansias porque son solo distractores, no me gustan los niños, ni la hipocresía, la gente en sí me molesta, no me gustan muchas cosas, tampoco hablo mucho así que creo que para las personas "normales" debe ser frustrante estar adivinando mis pensamientos, tratando de leer mi mente, pero no pueden, no hay nadie que pueda saber como me siento, las cosas que siento, imagino y pienso son solo mías y para mí, no le doy explicaciones a nadie, tampoco doy muchos problemas, por eso todos están confundidos con respecto a mí, nadie me entiende recuerdo que de pequeña mamá me llevaba con psicólogos a veces porque no comprendía mi comportamiento, llegó a creer que yo tenía una especie de retraso o autismo, no jugaba con muñecas, no me gustaba salir a recreo a saltar la cuerda, tampoco participaba mucho en el jardín de niños, pocas cosas me hacían reír y no soltaba estupideces como la mayoría de las niñitas que hacen travesuras, bailan, cantan y hacen locuras, tampoco era entusiasta, pocas cosas me ponían emocionada, nunca le tuve miedo al monstruo del armario o el que esta debajo de la cama y para navidad en la carta a santa jamas hubo un pony o una casita, nada de ridiculeces, sin embargo ningún psicologo podía explicarse mi comportamiento, eso sacaba de quicio a mamá, siempre preguntaba si yo era autista o si padecía algún déficit y no, nunca obtuvo respuesta que apaciguara sus dudas, los médicos siempre dijeron que yo era una niña extremadamente inteligente y que no había de que preocuparse, a casa siempre llegaban puras +A, dieces, diplomas, cartas de excelencia, mi cerebro estuvo siempre en perfecto funcionamiento y de verdad no tengo nada malo, soy normal, mas no típica, mi hermano no era así, el si era el típico niño de mejillas rosadas, juguetón y risueño, tres años mayor que yo, siempre me he llevado muy bien con el a diferencia de con los demás, de pequeña sí me gustaba jugar con él, solo con él, me prestaba todo, sus carritos, las pistolas, pasábamos horas geniales, eso le daba tranquilidad a mamá, que al menos una parte de mí podía ser normal y aunque no fuera con barbies o maquillaje podía jugar y reírme, eso si, me gustaban mucho los deportes, estuve en el equipo de atletismo desde los 7 hasta los 10, las emociones fuertes son lo mío, eso no me hace machorra o lesbiana, simplemente a veces las mujeres llegamos a ser muy ridículas y no me gusta ser así, los hombres son geniales, tranquilos, fuertes, libres, aunque estúpidos, MUY estúpidos y poco conscientes, pero bueno, saben divertirse, mamá no me entiende, jamás me entenderá, no lo hizo de pequeña, mucho menos podrá ahora ... Panda interrumpió mis pensamientos, como siempre, con sus preguntas taradas
- Mia, te has preguntado porque el mundo tiene que girar en una cierta dirección? Porqué no gira a ratos en una y a ratos en otra? Es tan extraño como...- bla bla bla, a partir de ahí me resigne a escuchar colocandome los audífonos fingiendo escuchar una muy buena canción mientras me sentaba al borde del abismo en el edificio mas alto de la ciudad, (otra cosa que me gusta, las alturas), cuando regresé al mundo real Panda seguía parloteando a pesar de que me había puesto los auriculares- Pandora quieres callarte de una buena vez? ni siquiera entiendo lo que dices.- dije amargamente mientras aspiraba el humo del cigarro con fuerza, se volvió a mirarme torpemente y no se había percatado de mis audífonos, creyó que estaba escuchando algo, así que hablo aún mas fuerte, el viento tampoco ayudaba mucho
-NO CREES QUE DEBAMOS IRNOS YA? MAMA VA A PREOCUPARSE! ES TARDE, YA SON LAS 2!- TU MADRE ESTA EN UN COMPLETO ESTADO DE DEMENCIA COMPRENDES? L-O-C-A.
- ambas nos reímos con fuerza, tanto que casi resbalo por la barda, las luces eran preciosas allá arriba, podíamos ver toda la ciudad, es uno de nuestros lugares favoritos, podemos pedir pizza y tomar un poco, escaparnos de la vida por un rato, es excitante y perfecto aunque Panda la sorda se ponga a gritar como enferma por creer que no la escucho, es triste pero pues... tiene razón, solo habla tonterías que me importan un comino.
Tiré el porro y me bajé de la barda,nos dirigimos al elevador y Panda se apresuró a cambiarse, llevaba una bolsa con ropa de monja o algo así, cambió los leggins negros y rasgados por una falda abajo de la rodilla y su crop - top por una blusa de botones azul cielo, se quitó el maquillaje con una toallita en un tiempo récord y se amarró sus cabellos rubios en una coleta, me resulta increíble su habilidad para engañar, eso es algo que le admiro y que tenemos en común, su madre es enfermizamente católica, tanto que lleva dos rosarios en las muñecas y dos en el cuello, su casa está llena de cruces por cada rincón y de música de fondo tiene coros de monjas ancianas, si viera a su nena vestida tan "inapropiadamente" moriría, es patético pero muy divertido, obvio Pandora no es así, es tonta, linda, inocente y muy bonita pero le gusta vivir como adolescente normal y correr riegos, su mamá la ha limitado toda su vida, si ella se dejara no sería mi mejor amiga.Tomamos un taxi y llegamos primero a mi casa, (si hubiéramos ido a la de ella primero, a su madre le hubiera dado un paro al verme con shorts)
Entré sigilosamente y cerré la puerta con delicadeza, caminé de puntillas a mi recamara y puse el seguro, ni siquiera me limpié el maquillaje, solo me acurruque bajo la colcha suave y miré por la ventana la noche penetrante, en unos segundos me quedé dormida y soñé con la cruda que me esperaría por la mañana.
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Las tormentas de Amelia
Teen FictionIncapaz de enfrentar el mundo real, Mía se escapa y se esconde de los problemas aunque a veces estos la superen y deba enfrentarlos, una búsqueda de identidad, mentiras ocultas y del amor prohibido con Matt, ¿como se las arreglara para escapar ahora?