Capítulo 1

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Presente.

Isabel

"Y así se acordó, Artemisa sería condenada a proteger a la humanidad del sello de las bestias ofreciendo su propia vida para contenerlo por 7 años, una vez que el alma de Artemisa ya no pueda contener el sello, se verá obligada a reencarnar y sus guardines deberán despertar, guiados por ella".

­­–Eso dice la leyenda, Isabel ¿Por qué querías que te la leyera? –Dice Alexa una de las estudiantes de la clase de literatura de tercer año, sus manos sostienen un libro casi infantil, cierra el libro y se pasea por el salón, le parecía extraño que una de las estudiantes de arte a la cual a penas conocía de vista la haya citado en la biblioteca, Alexa no tenía ni idea de cómo había conseguido su número de celular, pero Isabel sonaba tan desesperada que no pudo negarse a asistir al encuentro, a pesar de sus otros compromisos.

Isabel por otro lado estaba sumergida en sus pensamientos, en el eco que provocaban las palabras de Alexa. Siempre había dibujado en base a sus sueños, pues eran la fuente de su inspiración, pero estos se habían vuelto cada vez más fuertes en las últimas semanas, en ellos siempre aparece una chica. Isabel se lleva una mano a la boca para mordisquearse las uñas, se ha sumergido tanto en sus pensamientos que no notó que Alexa recibía una llamada y salía de la biblioteca.

Después de que se va Alexa, Isabel abre la carpeta que traía con sus dibujos, son alrededor de 30 páginas que ha hecho en esa semana, en todos aparece la chica, sonriendo, llorando, rodeada de flores, rodeada de sangre, en sus sueños la llaman Artemisa, Isabel la ha considerado hasta real, si no fuera real entonces ¿Cómo sabría que su color favorito es el blanco? Que prefiere lo dulce a lo salado y que carga con una tristeza tan inmensa como el mar.

Un día mientras pasaba por la facultad de literatura para ver a Iván, escuchó el relato narrado por una maestra. De todos los alumnos de la clase la persona que parecía más accesible para su petición, era Alexa, al pedírselo se llenó de alivio cuando esta accedió a verse en la biblioteca. Con la lectura que le acababa de hacer Alexa, ahora tenía muchísimas más dudas. ¿Qué tenía que ver eso con ella? Absolutamente nada, no era más que una estudiante de primer año, que vivía en un pequeño departamento el cual compartía con Iván, un chico extremadamente tímido que decidió rentar con ella el departamento, aunque el pasara la mayor parte de las noches en casa de sus padres. Ella tenía una vida común, vendía dibujos para poder apoyarse un poco más de lo que le daban de becas, pero estas últimas semanas había sido incapaz de dibujar algo que no involucrara a Artemisa. Gastó los pocos ahorros que tenía en pastillas para el dolor de cabeza y pastillas que la ayudaran a dormir. Estaba cansada. Tenía unas grandes ojeras que lo demostraban. Poco después de 20 minutos, decidió irse a casa.

No vivía muy lejos de la universidad, fácilmente llegó caminando al departamento que se encontraba en el sexto piso del edificio, entró y arrojó la carpeta sobre la cama, no había mucho en el pequeño departamento, salvo dos habitaciones, lo que podría llamarse una cocina y un baño.

Sacó algo de ropa de su habitación y se metió a la regadera, el agua fría golpeó su cuerpo y las lágrimas de Isabel se abrieron paso por sus muy cansados ojos. Su cuerpo dolía, su cabeza dolía y su corazón también dolía. Cerró los ojos con fuerza mientras el agua corría por su cuerpo.

Una imagen se proyectó en su cabeza, era la chica otra vez. Estaban en lo que parecía un jardín, ella le daba la espalda a Isabel, sus ropas eran túnicas blancas, el negro cabello de la chica cubría casi toda su espalda.

La chica giró un poco su cabeza para ver a Isabel, sus ojos permanecían cerrados y formaba puños con sus blancas manos.

–Perdóname, sé que esto debe doler mucho, pero es necesario.

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⏰ Última actualización: Aug 07, 2021 ⏰

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El sello de las bestias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora