Capítulo 9

194 23 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Tengo la mirada fija en el ventanal de la oficina, tomando una y otra vez bocanadas de aire, con ese mero impulso de ir a la sala de reuniones, pero sé que en este momento no puedo, no con la sangre hirviéndome por el coraje que realmente se me esfumo hace ya un rato.

Sé que Mónica aun continua en la empresa, Susan me lo dejo saber hace ya un rato, que se acercó a dejar una carpeta aquí en mi oficina y me lo dijo. También se, que Balián está en dicha sala, con ella, con Shielly. No sé si este impulso es porque quiero decirle sus cosas a Mónica, o porque Balián esta con ella y me da cierto celos o coraje.

Me coloco de pie, caminando de un lado a otro, pensando y pensando, no sé si quiera en que enfocarme, mi problema ahorita es esa rubia, que sé que sus intenciones conmigo no son del toda buenas. El llamado a mi puerta me hace voltear y dando el permiso de entrada, le veo entrar, con su cabello abundante y gesto tranquilo, una media sonrisa se forma en sus labios y cierra la puerta detrás de él.

Balián me mira fijo, con esa tranquilidad que él transmite y que de un modo u otro a mí me hace sentir más calmada. Rodeo mi escritorio, me quedo de pie a unos cuantos pasos de él y el Yeti así sin más, acorta la distancia y me rodea en sus brazos. Por el repentino acercamiento me quedo perpleja, pero luego yo le abrazo y este susurra una y otra vez, todo está bien.

Al alejarnos nos vemos fijo, esos grises oscuros y hermosos que él porta, su nariz rozando con la mía y yo con esta repentina sensación de querer llorar y no sé por qué. Me quedo en silencio, quiero decir tantas cosas, pero no lo hago por el mero hecho de no querer dejar saber cuan afectada y enojada me encuentro con esta situación, que sé a ciencia cierta apenas comienza. Muerdo mi labio inferior, niego repetidas veces y Balián uniendo su frente a la mía, lo único que logra es que el nudo en mi garganta se intensifique más.

–Bien hecho, luciérnaga... –susurra, yo no dejo de negar. –Era lo mínimo que podías decirle, estabas en todo tu derecho...

–Pero es que Daniel, el trabajo, yo no quiero...

–Si llegas a quedar sin empleo, yo mismo me encargare de que tengas tu propia empresa como solías hacerlo antes... –niego, nos miramos fijo. –Grace, no dejes que ella quiera hacer contigo a su antojo.

–Es que no la dejare.

–Y es lo correcto, ¿bien? –asiento levemente. –Se cómo tiende a jugar Mónica, se de esa manera tan manipuladora que tiene, hacer las cosas y luego negarlas, típico de ella, y se lo deje saber...

– ¿Qué?... –digo casi sin aliento. –Balián, no hay necesidad de que quieras defenderme, yo sola...

–Ese es el detalle, Grace, es que ahora, tú no estás sola –y el nudo vuelve afianzarse en mi garganta. – ¿Tienes idea de cuantas veces quise apoyarte y por egoísta o rencoroso no lo hice?

Por Favor, Dame Lo Que Te Pido ·Saga Por Favor #2· ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora