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Aquel pequeño barco navegaba a una velocidad moderada en el azul mar, la brisa chocaba contra aquel rostro lleno de pequeñas pecas que hacían lucir a la chica tal cual muñeca. El hermoso cabello rojo bailaba y hacia juego junto con las velas blancas que la brisa movía.

–­­Sara, cariño– una voz masculina la llamo desde el timón– deberías colocarte el salvavidas, entrare más a mar abierto.

–Tranquilo, padre– dijo mirándolo– este barco siempre ha soportado todo, no creo que pase nada.

–Lo sé, pero deberías seguir las normas de seguridad– ella sonrió y miro el mar nuevamente– que are contigo, niña.

–Amarme– miro como las pequeñas olas chocaban contra la blancura del navegante– así como mama hacía.

Su padre sonrió y siguió hasta entrar a mar abierto.

Busan era muy hermoso, era conocido por sus playas y la gente linda que poseía cerca de estas. Choi Sara se había mudado a los quince años después de la muerte de su madre en Holanda. Su padre era de descendencia Coreana; así que, por ende su apellido procedía de allí.

Para ya sus veinte años su padre se mudó a una casa pequeña cerca del mar, pues le apasionaba navegar y llevarla con él. Los dos eran muy felices con los poco y mucho que tenían, él trabajaba como contratista mientras ella poseía un pequeño empleo en una cafetería local.

Las nubes grises hicieron presencia después de unas cuantas horas navegando, una pequeña llovizna cayó encima de sus cabezas. Sara sonrió con sus perlados dientes haciendo presencia, su cabeza quedo inclinada hacia el cielo; amaba la lluvia, de hecho la extrañaba.

–Sara, el chaleco– hablo nuevamente su padre.

–No pasara nada, padre.

–Colócatelo, regresaremos. No me gusta el cambio de clima.

Cuando estaba a punto de caminar una fuerte sacudida hizo que la chica cayera contra el piso de madera pulido. El mar estaba más agresivo y, las olas chocaban con más fuerza. Se levantó de golpe y miro como su padre luchaba por mantener el barco derecho justo cerca de una de las playas; pero este no cooperaba.

– ¡Sara, el chaleco!

–Padre– un golpe en seco desde la proa hizo que cayera sentada y su padre diera contra el timón– ¡Papa!

– ¡Estoy bien!– grito, de su frente un pequeño hilo de sangre hacia recorrido– ¡Llama por radio, indica nuestra posición!

Asintió, con las manos mojadas y temblando por el miedo que recorría su cuerpo empezó a llamar por radio; pero este no funcionaba muy bien.

– ¡MADAY, MADAY!– grito por ella– aquí Diosa blanca, treinta y dos cinco– respiro con dificulta al gran choque que dieron– colisión, repito colisión – sus manos temblaba cerca de la radio– colisión, necesitamos rescate. Hombre herido– recordando la sangre de su padre– repito, aquí Diosa blanca, treinta y dos cinco. Colisión, repito colisión. Terminado.

Sin esperar una respuesta abrió una puerta de emergencia pequeña debajo del timón y tomo una bengala, su vestido estaba completamente empapado y con sus manos aun en estado de temblor halo y esta salió disparada dando el aviso de emergencia.

...

– ¡A las motos, llamada de emergencia!– los tres salvavidas se trasladaron a gran velocidad– es un barco pequeño, solo dos tripulantes y chocaron contra las rocas cercanas a la costa.

–Entendido– hablo uno de los chicos– ¿Solo dos?

–Sí, Cha– el de la izquierda lo miro– hay uno herido, atiéndelo de inmediato– asintió– la otra patrulla ya está cerca, Park– miro ahora el de la derecha– sube al barco y revisa.

Cada uno tomo su camino junto a sus vehículos acuáticos, Park subió al barco mirando a todas partes y buscando posibles personas lastimadas, vio cómo su compañero estaba atendiendo a un hombre en el suelo.

– ¿Dónde está el segundo tripulante?– pregunto con voz suave al hombre.

–Mi hija, estaba allí– señalo hacia la popa– estaba allí hace unos segundos– entro en pánico. – ¡Sara!

–Tranquilo– el chico pálido lo recostó y miro a su compañero– debe haber caído, ve.

Park no tardo en correr y saltar; el agua fría choco contra su cuerpo y nado al fondo hasta que vio algo que le parecía maravilloso y aterrador a la vez. Una hermosa cabellera roja era ondeada por el agua azulada, tan lento y suave como una brisa lenta. Negó para sí mismo y nado más rápido tomándola de un brazo y subiendo a gran velocidad.

Tomo aire y su compañero lo ayudo a subir a la hermosa chica de cabellera roja, ya en el suelo corrió hasta ella y aplico ambas manos en el pecho. Su corazón latía rápido; pues no conseguía hacerla volver. Tapo su nariz y toco sus labios, solo era aire para que ella reaccionara, pero jamás pensó que el aire saldría de sus pulmones al sentir tal sensación de electricidad en su cuerpo.

No sintió cuando ella tosió casi en su cara, solo la observo buscar aire y luego mirarla directamente a sus ojos verdes.

–Gracias...– hablo en un susurro rasposo– gracias...

–Jimin– sonrió con su corazón en la boca– Park Jimin.

–Jimin– sonrió con su corazón en la boca– Park Jimin

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¡Volví bellezas!
¿Me extrañaron?

The Little Mermaid ❣️Park Jimin❣️©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora