ELEODORO
Acepto su dinero, tal vez no debo, pero lo hago porque lo necesito de verdad.
—En cuanto pueda, se lo regreso. Muchas gracias.
—No te preocupes, no hay prisa —asegura.
—¿Cuál dice qué es su nombre? —pregunto y él sonríe como si le hubiese dado un regalo sorpresa.
—Nicolás —responde risueño y con el mismo ademán de hace rato.
—Muchas gracias, Nicolás —repito yo, halagado por tanta atención de su parte.
Agradezco de nuevo y corro a la gasolinera para llenar el galón.
Cuando regreso, la librería ya está cerrada ¿Tardé tanto?
En mi mente le agradezco una vez más a ese buen samaritano con cara de estirado, pero generosidad de santo.
Nunca había visto a nadie cómo él por aquí. Tan solo su nariz, es digna de una escultura de tan perfecta qué es.
Sé que tal vez no necesite que le pague, pero lo haré porque es lo correcto. No quiero quedar mal con alguien que confió en mí siendo un completo extraño, cuándo pudo llamar a la grúa y ya.
Los días con Pérez lejos han sido maravillosos. No nada más por la tranquilidad que se respira en todos lados, sino porque tengo a Davina para mí solito y sin estorbos.
O eso pensé, ya que acaba de pasar abrazada a un administrativo enfrente de donde yo estoy.
Me provoca, me demuestra una y otra vez que mi turno nunca llegará, pero mi maldita esperanza jamás se agota y me está matando de a poco.
¡Si tan solo pudiera olvidarla! ¡No puedo! ¡No puedo y me odio por eso! ¡Y a ella también!
No debería querer a una persona tan cruel. A alguien qué me ha demostrado infinidad de veces, qué le importo menos que el suelo que pisa ¡Y encima se burla de mí cuando no me ignora!
He orado tantas veces a un dios en el que ni siquiera termino de creer. Pero el dolor es tanto, tan intenso en ocasiones, qué si hablara de ello, se sorprenderían por cómo el llanto me ataca cuál fiera, en los sitios más inusuales.
Tengo que esconderme en el cuarto de la limpieza y ahogar con las manos, los sollozos que me provocan sus constantes rechazos e insultos.
Y sospecho que esto ya no es amor, sino una malsana obsesión qué me quita la energía y las pocas ganas de vivir que he logrado acumular después del último intento por acabar conmigo.
¿Acaso no existe alguien en la tierra que me ame? ¡Pero si ni siquiera mi madre me quiso! ¡¿Qué puedo esperar de las demás?!
Salgo del cuarto en el que me metí y me encuentro de frente con Fanny, la señora de la limpieza.
—¿Otra vez, Ele? ¿Ahora qué te hizo?
—Nada —respondo sin mirarla y me escabullo.
FRIDA
Hipólita acaba de llegar. No ha parado de besuquear y acariciar a Juan. Él solo pone cara de sufrido, pero más le vale qué no diga nada o le haga más dramas de los necesarios.
Trujillo me contó lo que de verdad sucedió. Finalmente, alguien estuvo ahí para mí y se lo agradezco de todo corazón, aunque por eso deba soportar esta pesada carga ahora.
¿Quién iba a decir qué el enemigo mortal de éste desgraciado, iba a ser mi aliado? Al menos por un momento. Ojalá no tenga problemas en el trabajo, a pesar de que le pedí a Berenstain, no, le rogué qué no le quitara su empleo.
Porque si de verdad es, cómo Juan dice, un loco, un raro lo menos, es probable qué le sea muy difícil encontrar otro trabajo. Y pues sí, es un tanto peculiar el hombre. Mira extraño, se mueve raro, pero habla, eso sí, muy correcto. Tuve que aguantarme la risa cuando dijo que Juan es un pendejo, sobre todo, por el tono que usó. Lo es, de eso no hay duda. Pero yo lo soy más por haberle creído sus mentiras y seguir aquí.
DAVINA
Ahí va ese loco otra vez. Es tan tierno cuándo intenta ignorarme. La última vez lo consiguió casi todo un día. Pobrecito, en el fondo me da mucha lástima. No está bien de su cabecita, eso se nota desde el espacio, no tiene los patitos en fila. Además, está muy viejo, ya debe andarle pegando a los cincuenta ¿Qué pretende qué haga con un ruco al que, a lo mejor, ya ni se le para?
Ojalá le hiciera caso a las viejas de maquillaje qué se chorrean por él. A ver si me deja en paz de una buena vez. Mientras tanto, veré qué más provecho le puedo sacar porque, ¿a quién le dan pan que llore, verdad?
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ELE (Versión Extendida)
Storie d'amore(Ele, versión extendida). Un escritor inicia una relación clandestina con la esposa de su peor enemigo, mientras al mismo tiempo, descubre que siente algo más que una entrañable amistad por su amigo Nicolás. Lee este drama con toques finos de humor...