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Lunes, da comienzo a un nuevo año escolar en uno de los institutos más prestigiosos de Seúl donde cada vez ingresan nuevos estudiantes.

Este año no será la excepción, y desde muy temprano los directivos, docentes, conserjes y guardias llegaban para dar la bienvenida al cuerpo estudiantil.

—Buenos días gente bonita — resonó la voz del director en cada esquina de sus instalaciones — bienvenidos a este nuevo año escolar. Los estaremos esperando a todos en el gimnasio los espero, se despide su querido director.

—¡Vamos vago! —dijo adelantándose antes, pues el lugar se llenaría y quedarían de pie, sus pobres pies no soportan eso.

—Ya —respondió perezoso el más alto— oye debo ir al baño, no creo que aguante escuchar toda la mañana al director Choi.

—Está bien, veré si te guardo un lugar, date prisa —lo que dijo se escuchó como un murmullo pues el más alto ya se encontraba alejándose.

—Está bien, veré si te guardo un lugar, date prisa —lo que dijo se escuchó como un murmullo pues el más alto ya se encontraba alejándose

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—Enserio?, ¿justo ahora tienes que ir? No vamos a tener lugar para sentarnos.

—De veritas tengo que ir, guárdame un lugar a tu lado. ¡Te quiero!  — gritó lo último corriendo hasta perderse del pasillo.

Corrió a toda velocidad hasta que por fin llegó hasta el baño, suspiro fuertemente cuando pudo por fin hacer sus necesidades y se dispuso a volver con su mejor amigo.

—¡Auch! — se comenzó a quejar el que iba alejándose del baño cuando algo lo golpeó fuertemente haciendo que cayera al suelo y su bolso volará lejos.

—Lo siento mucho, no te vi. —habló apresurado al parecer había impactado muy fuerte contra el chico que al parecer es un omega por su dulce olor a fresa.

—¡¿Insinúas que soy muy bajito?!— recriminó, aunque no le había molestado quería molestar al más alto, de alguna manera le gusta bromear con personas altas.

—Bueno eres bajito comparado conmigo, pero no es lo que quería decir— por alguna razón se sentía nervioso frente al omega, cuando siempre la situación era al revés.

—Entonces? — se cruzó de brazos desde el suelo donde seguía sentado desde la caída y el otro estaba agachado.

—No te vi porque iba apresurado— logró decir apresuradamente por los nervios — lo siento otra vez.

—Está bien —le regaló una sonrisa que sonrojó al alfa —pero a la próxima fíjate por dónde vas, no todos somos tan altos como tú.

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