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Taeyong se encontraba recostado en la camilla tratando de pensar en otra cosa que no sea el dolor tenue de cabeza que tenía, que sin importar las pastillas que le dio el doctor Choi seguía igual, tal vez harían efecto en un rato.

Todo pensamiento se vio ignorado y reemplazado por un olor inusual a menta que, si bien el dueño de ese olor no estaba en la sala seguía sintiéndolo muy fuerte.

Segundos después la puerta se abrió revelando al dueño de aquel aroma, su rostro se le hacía muy familiar, tiene siento parecido a un amigo suyo, pero solo eran hipótesis suyas.

—Hola— muy seco e indiferente a su parecer, no le dejó una buena impresión — ¿cómo te sientes?

—¿Hola? — dudó sobre su presencia, no lo conocía de ningún lado y se veía molesto o incómodo—¿quién eres? Y ¿qué haces aquí?

—Que rudo— murmuró por lo bajo, haciendo que el omega lo mirara mal.

—¿Y qué esperabas? una fiesta? —se levantó con cuidado hasta quedar sentado en la camilla— eres un total desconocido para mí y no estoy de humor para soportar a alfas idiotas.

—Bien, creo que empezamos mal— revolvió un poco su cabello, ya se sentía un poco mareado por el aroma a rosas del omega, cosa que nunca le había pasado.

—¿Tú crees? — rodó los ojos cruzando sus brazos en su pecho.

Suspiro tratando de calmarse, este omega lo confundía y ni hablar de cómo lo tenía ese aroma a rosas tan exquisito para su lobo.

—Jeong Jaehyun — estiró su mano hacia él.

—Lee Taeyong— dudó en aceptar, pero terminó estrechando su mano con el alfa frente a él.

De alguna manera al sentir la mano del chico peli rosa no pudo evitar sentir a su lobo mover su cola entusiasmado, fue muy raro, pero no incómodo, se sentía muy cálido y correcto.

—Lo siento por hablarte así—murmuró con la cabeza agachada mientras jugaba con sus dedos— supongo que me duele mucho la cabeza y me desquité contigo.

—No te preocupes y el que debería disculparse soy yo— el omega inclinó de lado la cabeza frunciendo su ceño, sacándole una leve sonrisa, al contrario, se veía muy tierno a su parecer— por mi culpa estás aquí.

—Oh, Taemin hyung me contó que fue un accidente y el jamás mentiría de esa manera, así que le creo— dijo alzando sus hombros— estás perdonado con una condición.

—Cuál?

—Me pareció ver algo ahora y no sé si el golpe me está provocando alucinaciones o era real— dijo mirando fijamente al alfa que se encontraba confundo— podrías sonreír un momento.

El peli morado lo miro incrédulo a lo que le pedía, tuvo un debate interno si hacer lo que le pedía o no, pero al ver sus ojos no tuvo otra opción que sonreír.

En parte porque quería cumplir con la condición y también porque ese omega le provoca sensaciones extrañas, su tacto, sus ojos, su timidez lo hacían sentir cálido y ahora su sonrisa hacia que su magullado corazón se acelerara hasta el punto de pensar que le daría un paro cardíaco ahí mismo.

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