HAMBRE

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DESCENDER DE HAMBRE

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DESCENDER DE HAMBRE

ORIGEN DEL GUARDIAN DEL TERCER NIVEL INFERNAL "GULA"

Éramos conocidos como la dimensión de cristal, aquel espacio donde la tierra y el cielo coludían con la misma fuerza magnética. Recuerdo el cielo siempre vestirse de un intenso azul celeste. Pero un día, todo cambio.

Visto desde lejos, como un enorme cometa direccionado a proyectarse en nuestra tierra una gran colina de fuego se alzó cuando dicho cuerpo se estrelló en nuestro mundo. Nadie entendía lo que pasaba solo que éramos demasiado ingenuos para predecir el mal que aquel cuerpo cubierto por enormes alas negras traería a nuestro universo. Un ser hermoso, casi divino había caído inconsciente desde un portal conjurado a nuestro plano.

No éramos humanos, tampoco ángeles. Pero si poseíamos el don de la herbolaría por lo que estaba en nuestra naturaleza salvaguardar la vida y aliviar el dolor. Nuestra primera reacción como clan al conocerlo fue llevar a dicho ángel al gran recinto de vida, lugar donde realizábamos practicas mágicas para salvar el alma del eterno abismo.

Con múltiples heridas el ángel parecía haber librado una dolorosa batalla, todo su cuerpo estaba encriptado de golpes y cortes que no dudábamos habían sido provocadas por filosas flechas. Jamás vimos a un ser de su misma clase, tantas historias de sus iguales rondaban en todas las dimensiones que nos sentíamos afortunados de ser los primeros en dar la bienvenida a uno de ellos. Bondad y humildad eran las palabras con las que se describían a dichos seres.

Nosotros creíamos en esas afirmaciones.

Sus grandes extremidades pegadas sobre la espalda estaban lo suficientemente heridas para poder extenderse. Incluso en todos mis años de aprendiz, dudaba que pudiese recuperarlas del todo porque necesitaríamos más que plantas o pequeños conjuros para rescatar esa extensión de él, que estaba lo suficientemente dañada.

Dando la impresión de alguien haber querido arrancárselas. No pensábamos mucho en aquello. Solo que debíamos mantenerlo con vida.

Y así fue, su llegada en el lucero del atardecer nos había mantenido lo suficientemente ocupados para indagar sobre la identidad de nuestro ángel del cual nos volvimos anfitriones. Pasando las noches en vela, me designaron a mí como su guardián de cabecera para atender y curarlo bajos mis méritos y conocimientos. Era mi oportunidad para demostrar mi preparación como maestro herbolario.

Mi dedicación y pasión llenaron con esperanza los tres días de inconciencia que tuve que mantenerme a su lado, sin descanso. El pobre ángel parecía afligido entre sueños y su cuerpo no paraba de contornearse por heridas que parecían ir mucho más allá de mis ojos y entendimiento. No comprendía porque parecía seguir quejándose de dolor cuando su cuerpo se había sanado por completo.

Aun así, sus gritos de manera inconsciente nos ponían en cuestionamientos sobre la verdadera identidad de ese bello hombre.

–¿Dónde estoy? – fruncí el ceño levantando mi rostro de aquella afelpada camilla.

FALLEN  | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora