Azaroso I

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Por fin observaba el congreso, bastaba con cruzar la calle y ahí estaría, un suspiro de alegría salió de sí

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Por fin observaba el congreso, bastaba con cruzar la calle y ahí estaría, un suspiro de alegría salió de sí.

El Marques había hecho una visita a Londinium, ella lo sabía y estaba decidida a estar junto a él, no importaba si para ello tenía que manifestarle una absurda conversación.

Después del largo viaje que hizo en carreta junto a un frío que le calaba los huesos, estaba donde debía estar, sonrió por sus adentros, pero la melancolía se apodero de ella en cuanto recordó a su familia.

No se había despedido de ellos.

Deja de soñar despierta Hinata. Le había dicho su madre en repetidas ocasiones, mientras le señalaba su desastre amoroso, tratando siempre de incitarla a buscar un amor no imposible.

Tomo su pequeña capa café doblándola con delicadeza, se acomodó el pelo y camino al recinto. Solo vasto una mirada a su atuendo para ser echada del lugar, los guardias que custodiaban la entrada no se limitaron en usar la fuerza, Hinata termino en el suelo justo al pie de las escaleras, la gente que caminaba por la calle la miraba con burla y lastima mientras otros solo la ignoraban.

—¡Fuera de aquí ramera! -Grito uno de los guardias mientras le daba una mirada de enojo.

—¡No vuelvas, aquí no hay limosna para ti! ¡Vete! -Las agrias palabras hicieron que la burbuja que había creado se rompiera.

¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo creí que y-yo...

—¡Hinata!

—Hinata ¿Qué te paso?

Dos jovencitos corrían hacia ella. —Te dije que no entrarías, la gente de estos alrededores son... crueles. -Dijo Haku mientras recogía la capa de Hinata mientras Shino la ayudaba a levantarse.

—Bueno, supongo que fue mi culpa, bien me lo dijo el señor Ganryu, primero debo entrar a su círculo social por más mínimo que sea.

Tanto Haku como Shino se miraron con incomodidad, en el trayecto de su viaje habían conocido a Ino, una joven vendedora de flores que viajaba a Southampton para ser una cortesana de Madame Kaguya con la ilusión de formar parte de la gran sociedad, la casa de cortesanas de Madame Kaguya se diferencia de las demás por ser un lugar exclusivo de citas sin ejercer la prostitución, solo citas de forma elegante y distinguida.

—La única forma es ser una cortesana, como Ino- Dijo Hinata mirando a ambos.

—No, ese lugar no es confiable, según mi abuela es un lugar que esconde oscuros secretos, una joven de mi pueblo se fue ahí y jamás se supo de ella, yo creo en lo que dice mi abuela. -Dijo Shino con temor.

Suspiro en la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora