Corre...
Corre hacia algún lugar dónde haya personas...
Ya casi llegas, sólo falta poco... tan solo unos metros y llegaba a mi casa
Miré hacia atrás y lo vi, ahí estaba; era un chico alto con una chaqueta de cuero negra, una sudadera por debajo gris oscuro, pantalón roto en las rodillas negro y una gorra en el mismo color, siguiendo cada paso que daba como si fuera perder mi rastro. Ya no me importaba la bolsa con las compras en mi mano, solo me interesaba el salir de esa situación; llevaba demasiado tiempo siguiéndome, inclusive el correr no servía, él daba grandes zancadas mientras yo me atragantaba con mi propia falta de oxígeno por intentar correr.
¿El mundo se ponía en mi contra a caso? ¡No hay personas!
Miré al cielo mientras corría: ¡Dios! si mi destino es morir ahora mismo, espero ser recordada como alguien buena y no como la aburrida de los libros.
Giré mi cabeza y seguía ahí. Mi mirada volvió al frente, fijándola en la puerta blanca de mi casa; ya había llegado, estaba a salvo.
Hasta que lo oí; su voz.
-¡Por favor, espera!
Denotaba con claridad urgencia, suplica, sinceridad, cansancio y no mentiré, algo de sensualidad...
¡Concéntrate!
Si algo había aprendido de los libros de misterio es que cualquiera es buen actor, o más bien, cualquiera puede ser un psicópata, así que ¡¡Corre perra, corre!!
Llegué a la puerta, saqué las llaves de mi bolsa e intenté abrir lo más rápido posible; mis manos temblaban, no lograba entrar en el agujero. Y como tengo la mejor suerte del mundo, pasó algo que tenía que pasar...
Tiré las llaves
¡Joder! solo a mi me pasa esto, las levanté e intenté meter de nuevo la llave correcta hasta que lo logré
-Ábrete, ábrete, ábrete
Giré la llave y la manija, jalé la puerta para abrir y sentí su mano en mi hombro. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
¡No, no moriré así, o bueno, no hoy!
Cerré mi mano en un puño e impulsándome con todo mi cuerpo, mandando toda la fuerza que tengo a mi pequeño puño, le solté un golpe en la cara que lo hizo caer al suelo; palidecí de inmediato ¡Lo maté!
-Lo siento, lo siento - se movía ¡No lo maté!- ¿no rompí nada verdad?
-No -soltó un quejido del dolor- sólo fue el golpe
-Bien, que tengas un buen día
Estaba a punto de entrar cuando volvió a hablar
-Espera, yo solo quería tu número
-¿Siguiéndome hasta mi casa? -giré mi cabeza para verlo- No lo creo
Me di la vuelta lista para entrar
-No, espera... -tomé la manija de la puerta -Demian -me detuve en seco ¿Quién diablos es Demian? -Mi nombre es Demian
-Bonito nombre, adiós
Entré y jalé la puerta para cerrarla
-Demian Cacciatore ¿no te suena?
Lo miré un tanto confundida, moviendo mi vista de un lado a otro, estaba parado con su cara y cabello al descubierto, puesto que del golpe le tiré la gorra y ahora la sostenía en su mano
-Eh~ no.
- ¡Oh vamos! no estoy mintiendo, mira -sacó una cartera de su sudadera y me la entregó abierta -Es mi identificación y mi licencia de conducir -observé con cuidado ambas tarjetas y al parecer eran de verdad- ¡Uh! ya sé como puedes reconocerme -levanté una ceja en busca de su respuesta- yo casi te atropello cuando cruzabas la calle
-¡¿Fuiste tú?! -asintió con una sonrisa de niño, ese tipo de sonrisas que te muestran cuando hicieron algún rayón en la pared; ambas partes saben que está mal, pero aún así, los niños lo ven como una obra de arte de la que están orgullosos- Bien Demian, tres cosas: la primera, es una pésima foto
Le regresé su cartera mientras él daba un suspiro
-Lo sé
-Segundo, ¡casi muero arrollada por tu auto! -el rojo subiendo por mis mejillas de manera impredecible- ¿acaso estás demente o algo así?
-Toqué el claxon -trató de excusarse, pero mi mirada mostraba mi claro enfado por casi matarme- Agh, -se lamió los labios y formó una línea antes de hablar- lo siento, estaba al teléfono y ¡no era un buen momento!
-Bien... disculpa aceptada, y tercero ¿Quién rayos te dijo que para conseguir el número de una chica tenías que seguirla hasta su casa?
-Mi hermano
¡Oh vaya! Eso si que no me lo esperaba, no era nada común que algo así pasara
-Pues con todo respeto, tu hermano es un idiota
Miré a otro lado fugazmente, no quería ofender a nadie, pero se lo merece
-Si, también suelo llamarlo así a menudo
Sonrió con los dientes, ¡Joder! este hombre era verdaderamente atractivo de cerca. Tenía un rostro bien marcado sin llegar a ser tosco, su piel era blanca sin estar pálido, su cabello castaño estaba un poco alborotado; sus ojos eran de un color verde que podrías mirar todo el día, y tenía... ¡Oh cielos! justo en sus pómulos, tenía pecas casi imperceptibles a simple vista que ayudaban a resaltar y a marcar aún más su rostro.
Y creo que me entretuve viendo su rostro porque pasó una mano en frente de mi cara, di un leve brinco y lo miré a los ojos.
-¿Puedo preguntar algo? -asentí insegura- ¿tienes un novio feo?
Mi ceño se frunció y abrí mi boca levemente
-No
-Bien, ¿no quieres uno?
Levantó sus cejas e hizo una cara coqueta que casi me saca una carcajada, pero logré reprimirla en una sonrisa muy apretada
-Okey, ahora si me largo
-No, no, no... -me tomó de la mano y me giró hacia él- yo te daré mi número
-¿De qué hablas?
-Tú no tienes que darme tú número, yo te daré el mío -me soltó y me tendió su mano para que le entregara mi celular; dudé un poco, pero recién comenzaban las vacaciones y mis amigas se habían ido a la playa, lugar que no es mi favorito por el calor tan incómodo, así que no tenía con quién hablar y...
-¿Tienes pistantrofobia?
-¿Qué? -mi cara era un signo de interrogación enorme en este momento
-Lo lamento, -sonrió con los dientes- tiendo a hablar mucho
Alzó los hombros y miró a otro lado. Bien, lo haré. Le di mi celular y rápidamente escribió un número
-Ten, -me regresó mi teléfono- para que confíes en mí, marca el número y verás que si es mío.
Entrecerré mi mirada mientras apretaba el número, y al instante sonó un celular que traía en su chaqueta. Lo sacó y me lo mostró en busca de mi aprobación.
-Así que, ¿me lo dirás?
-¿Qué cosa?
-Tú nombre, yo ya te dije el mío
Este chico era guapo, pero era como un niño pequeño. Suspiré leve.
-Isabelle -levantó sus cejas en busca de mi apellido- Isabelle Makri
-Un placer conocerte Isabelle -Siempre pensé que mi nombre era bonito, pero dicho con esa voz ¡joder! Mi nombre es hermoso, precioso, deslumbrante, bello, increíble, saca diamantina cada que lo dice- espero verte muy pronto
Sonrió de nuevo y rápidamente se acercó a mi mejilla, dándome un beso rápido sobre esta; se separó y salió corriendo; puesto que la lluvia, había vuelto.
Holaaa de nuevo!
Este es el segundo capítulo de este bello libro jajaja, espero que enserio te esté gustando o por lo menos llame tu atención.
Nos leemos la siguiente semana!♡
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Rain
Fiksi RemajaVerano, esa época del año en dónde el sol y la lluvia se complementan casi a la perfección junto a las vacaciones. Las vacaciones de verano sirven para divertirte libremente, o eso es lo que dicen todos. Isabelle Makri, una chica antisocial amante...