Es Hora...

28 5 2
                                    

"—Katsuki... Katsuki..."

Una voz muy suave se escuchaba lejano al llamado, aunque se escuchara fuera de la superficie, se sentía cálida y segura.

—Katsuki... ¡Katsuki!

El de cabello cenizo despertó de golpe, abriendo los ojos rojos en segundos para enfocar su alrededor, se encontraba sumergido en una cama de algas.

—Que bueno que despertaste— suspiró con alegría un chico de cabello rojizo, este se mantenía ululando de un lado al otro por las corrientes/ brisas del agua, con los ojos rubíes, dientes puntiagudos y una pequeña cola de color gris que simbolizaba ser un tiburón.

—¿Qué quieres bribón?— un chico de un año menor, con el cabello amarillo cenizo que se movía muy poco en el agua cristaliza en la que se encontraban, colmillos desarrollados pero dientes de humano, ojos carmesí y una cola negra con manchas naranjas en los extremos, simbolizaba ser la especie de un pez cálico.

—Ya te he dicho que no me llamo así, soy Eijiro— posó sus manos en la cama de roca y algas del cenizo y se inclinó hacia delante para enfrentarlo— Eijiro Kirishima—regresó a la postura recta como si estuviera de pie a lado de la cama— Y además, también sabes que sí pertenezco a un reino en específico— se movió de la cama y ahora nadaba por toda la habitación buscando algún libro el cuál leer— pero todos tienen tiburones y es difícil permanecer en uno— hojeaba un libro de ancestros marinos.

Miró de mala gana a su amigo de cabello rojizo— De todas maneras te seguiré llamando bribón—se tiró de nuevo a la cama de algas verdes y tiernas con los brazos cruzados arriba de él, su semblante era serio y enojado.

—¿A sí?— el pequeño tiburón gris levantaba una ceja— ¿Y por qué razón debería de dejarme?— dejó el libro en la estantería y se dirigía a la mesa de noche de la recámara para sacar un collar que tenía un caparazón de caracol vacío color beige, después de sacarlo pasó arriba de la cama del pececillo negro para estirar un cajón y sacar algunas conchas y simulaciones de perlas cafés y azules, regresó por el mismo camino, dejando al pez enojado por las burbujas que la cola gris del chico provocaba encima de él.

—Porque si no te quedas quieto— agarró la cola del tiburón que estaba en desarrollo y lo arrastró hacia él— nunca pertenecerás a un hogar— se tenían frente a frente, sus ojos rojos chocaban en una tensión amistosa.

En segundos soltó al tiburón Kirishima para amenazarlo con la mirada y el ceño fruncido.

—De todas maneras— encogió los hombros para darse la media vuelta y sentarse a una orilla de la cama— vivo en tu reino de peces cálicos y dorados, — volteó su cabeza y sonrió tiernamente mostrando sus dientes que hacían homenaje a su especie— aunque no viva algún tiburón en el— regresó la cabeza para ensamblar las piezas en el collar.

—Eso es sólo porque los tiburones viven en zonas medias donde se encuentran los ambientes templados—recogió su cola negra-anaranjada, la abrazó con sus brazos pequeños y pálidos y posó su cabeza en la montaña que formaban sus escamas doradas.

El chico menor se quedó viendo la espalda avellana de su amigo de forma desinteresada, ya era de noche y pasadas las 9, tenía sueño y bostezaba de vez en cuando, acumulando unas lágrimas en sus ojos de iris rojizas.

Ese día había invitado a sus amigos a pasar un rato con él y jugar en su día libre, ya que de lunes a viernes estudiaba las leyes y historia del mundo marino del Océano Pacífico, así que su madre Mitsuki Bakugo le dijo que para que olvidara todo el estrés del estudio invitara a sus amigos, principalmente se negó como siempre, pero después de discusiones y casi por obligación, Eijiro ya se encontraba en la puerta de su casa con su típica sonrisa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 26, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Perlas en la mar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora