Tomé a Newt de la mano y lo llevé conmigo hacia la fiesta.
Pude notar a varias personas con unos tragos de más, algunos incluso drogados, eso solo significaba una cosa: Los gemelos ya repartieron su mierda.
Sentí a Newt un poco tenso, seguro es por el ambiente, no le gusta para nada y es muy obvio.
—No tenemos que estar aquí si no lo quieres —le dije al oído. Solo negó con la cabeza.
—Descuida. Vamos con tus amigos.
Asentí y busqué a los chicos por entre las personas, estaban en una barra tomando alguna bebida.
Llevé a Newt conmigo hacia aquel lugar y él tomó asiento.
—Listo, todo vendido—anunció Fred llegando. Pasó su brazo por mis hombros.
—Por cosas como estas es que no los dejan entrar. —rodé los ojos.
—Tranquila Lin,no es para tanto.
Me aparté del pelirrojo y me paré frente a Newt pero dándole la espalda.
—_____, ten —Ginny me extendió un vaso con algún líquido.
—No gracias. No voy a tomar.
Me miró extrañada. Señalé disimuladamente a Scamander con mi cabeza. Sonrió burlona en mi dirección.
[. . .]
La fiesta se tornó aburrida.
Bueno, más bien para mi. No era el lugar donde más quisiese estar en estos precisos momentos.
—¿Podemos irnos? —le pregunté a Newt bostezando.
No fué necesario que se lo preguntara dos veces.
Apresuradamente se puso de pié y salimos de aquella sala.
Estando ya afuera comenzamos a caminar hacia las cocinas para ir a la sala común de Hufflepuf.
Al llegar, lo notaba dudoso, como si quisiera decirme algo.
—¿Todo bien? —cuestioné.
—¿No quieres...no lo sé, ¿quedarte a dormir? —aquello me tomó por sorpresa.
—¿A dormir? —pregunté divertida con una ceja arqueada.
Sus mejillas tomaron un leve sonrojo.
—O-olvídalo —dijo nervioso con la cabeza baja. Lo tomé de la mano al ver sus intenciones de entrar a su sala común.
—Me encantaría quedarme a dormir, Scamander —respondí sonriéndole.
—De acuerdo... —susurró con una tímida sonrisa.
Golpeó los barriles hasta crear la melodía y entonces la puerta se abrió. Pasamos juntos a la sala hasta subir a los dormitorios,entramos al de Newt, por supuesto.
Volví a bostezar mientras me quitaba los zapatos, ya me dolían los pies.
—T-te... traeré ropa para que duermas cómoda. —asentí.
—Te lo agradecería.
Caminó hasta su armario y de ahí tomó una playera celeste junto a un pans color blanco. Me pasó la ropa y yo agradecí con una sonrisa para después entrar al baño a cambiarme. Tardé un poco pues aproveché para lavarme la cara un poco. Al salir, Scamander también se había cambiado de ropa y traía más almohadas.