Capitulo 5.

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Capitulo 5.

Luis.

Regresar a la universidad a la hora del almuerzo es sin duda alguna lo más controversial que e echo luego de desaparecer por una semana.

Todos en la cafetería me quedaron mirando, tal vez por mi vestimenta.

Voy vestido todo de negro con la capucha sobre mi cabeza.

Nada raro.

Sólo un minuto de silencio lleno el lugar y ya después todos volvieron a lo que estaban.

El invisible. Y no es por nada pero me agrada. El silencio es la mejor compañía que puedo tener en estos momentos y agradezco por eso.

Con la mirada en el suelo camino tan despreocupado por la vida sin importarme el resto del mundo. Sin embargo, siento la mirada de alguien sobre mi, así que la levanto encontrándome con los ojos negros de Mia. La chica del otro día.

Sólo le sostuve la mirada por unos segundos y luego de eso la aparte pasándoles por un lado a ella y a la morena del otro día.

Fue un poco grosero de mi parte si, me importo, en absoluto.

Creo que después de la muerte de Kiara, empecé a desarrollar ciertas paredes sobre mi, para no dejar entrar a nadie a mi vida.

Y ahora, la muerte de papá....

Me tomo tan desprevenido, todo fue tan de repente.

Otra muerte más, que difícil es afrontar todo lejos de casa y de mamá.

Un corazón roto puede hacer que hagas cualquier cosa, incluyendo alejarte del resto del mundó.

Asi que aquí voy, con los recuerdos formándose en mi cabeza, todo golpeándome, convirtiéndose en un bucle infinito de recuerdos.

Mis ojos empezaron a picar, sabía que pronto rompería en llanto otra vez.

El auditorio...

Mi mirada viaja a este, la puerta está entre abierta, por un momento dudo en si entrar o no, pero al final me rindo. No estoy para estar rodeado de tantas personas.

La soledad y el silencio del lugar me reciben, la calma siendo parte del silencio es algo simplemente...genial.

Me está gustando tanto la soledad y el silencio que hasta puedo llegar a acostumbrarme a ella.

En la soledad del lugar busco uno de los asientos pero ninguno se ve tan cómodo así que solo cierro la puerta detrás de mí y me deslizó sobre esta hasta tocar el frió piso con mis manos.

Así nadie podrá entrar.

Saco el teléfono del bolsillo de mi buzo, de inmediato una llamada entra y la acepto.

— ¡Hola, amigo!

La voz de Marcos sonando del otro lado.

— Hola...

— Hey... Te fuiste sin despedirte, cuando llegue a tu casa ya no estabas.

Es cierto, no quise ver a nadie luego del funeral, así que solo cogí mis cosas y agarre el primer vuelo hacia Boston.

— Lo siento.... Estoy cansando eso es todo..

— Amigo, sabes que no tienes que lidiar con esto solo — se que se refiere a la muerte de papá y quizás a la de Kiara. Todo fue tan duro para mí que decidí cerrarme a todo, incluyendo a apartarme de mis amigos. Y ahora la muerte de papá, tan inesperada para todos y un detonante, para mí.
— Sabes que puedes contar con nosotros, el dolor no es algo que debas reprimir.. No te cierres, amigo... No lo hagas otra vez — un nudo se formó en mi garganta, mientras Marcos hablaba — se que no es fácil, pero no te cierres, si reprimes todo el dolor dentro de ti, vas a explotar... Y todo ser...

— Debo colgar — dije sintiendo que me asfixiaba. Marcos protesto del otro lado pero no lo escuché. No quería escuchar a nadie.

Ese sentimiento de perdida invadiendome, abrazándome por completo, el dolor expandiéndose por todo mi cuerpo. Mientras las lágrimas salían sin control de mis ojos, abrazaba mis piernas pegándolas a mi pecho.

Cualquiera diría que llorar no es de hombres si me viera en esa situación ahora mismo, pero llorar es tomar aire, para continuar respirando con normalidad.

Nacimos llorando, podemos llorar todo lo que queramos, llorar es liberador. Por qué si lo contenemos, nos ahogarnos dentro de nosotros mismos y el dolor solo será peor.

Miro el teléfono, la foto que tengo de fondo de pantalla en la que estamos mamá, papá y yo, frente a la universidad, esa foto que tomamos para dejarla en el recuerdo de ese nuevo inicio.

Todo quedó hay.

Abro la galería de fotos y mierda. No debí hacer eso.

Las fotos con papá, me reciben una sonrisa triste se forma en mis labios.

— No debiste ser tu... — mi voz es apenas un susurro entre tanto silencio.

Paso foto, tras foto, tras foto hasta que llegó a cierto video. Mi corazón apretándose.

»In silence, no one answers
But I still hear your voice
If you'd only come hold me
If you'd only come

Tears flow
Sorry I'm late again
Let them fall
Sorry I'm late again. —su voz inundando mis oídos.

In darkness, It's getting hard
Getting hard to stand
If you hear me, If you see me
Won't you come closerEl dolor acoplándose en mi pecho.

Tears flow
Sorry I'm late again
Let them fall
Sorry I'm late again... — y apagué el teléfono de golpe. No necesitaba llorar más. Ya es suficiente.

Necesito salir de aquí.

Así que me levanté y abri la puerta de golpe encontrándome con cierta chica ojos negros del otro lado a punto de tocar la puerta.

— ¿Que estás haciendo aquí?

Mi voz sonó rasposa, sus grandes ojos negros analizando mi rostro, estoy seguro que ya dedujo el porque de mis ojos rojos o mi nariz.

Su boca se entreabrió un poco y vi como mordió su labio inferior, como si dudara de que decir. Fue entonces que notó, lo mal que le había hablado así que relaje mis hombros y hable otra vez.

— Lo siento, no quise hablarte de esa forma. — Mia solo asintió.

— No. Lo siento yo...yo.. no debí haber venido aquí... En primer lugar no se qué hago aquí... Debo... Debo irme.. — se giró sobre sus talones y hablo antes de salir disparada por el pasillo en el que vino. — Adiós.

Y hay en medio de la soledad del pasillo senti tanta culpa después de un año sin permitirme sentir adsolutamente nada, está chica vino y hizo que esas paredes que estaba construyendo con tanta frialdad y despreocupación se rompieran. Solo un poco.

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Maratón 1/2.

Yuriza V.

Fugaces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora