El calefactor

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Hola mis bellas y bellos lectores, gracias por entrar aquí. Hoy les traigo un One Shot; es una pequeña historia que escribí para el ShikaTema Matsuri 2021 que organiza la página «ShikaTema: Hojas de Arena» en Facebook. Mi aporte es para la estación «invierno». Aviso de antemano que hay lemon, así que si no les gusta este tipo de lectura, mejor no lo lean. Tenía que escribir algo de este estilo, ya que tenía muy abandonados a mis lectores amantes del lemon. Ojalá les guste.

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Como siempre quiero agradecer a todas las personas que me leen, y que a su vez, me dejan comentarios; a las personas que votan; a las personas que me siguen; a las personas que agregan mis historias a sus listas y a las que simplemente me leen. Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar.

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One Shot dedicado con mucho cariño para el todo Fandom Shikatema, en especial para aquellas personas que han leído mis aportes para el Matsuri.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

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El calefactor

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El ambiente frío en la habitación la despertó, sin embargo, sólo se arropó mejor con el edredón para así continuar en los brazos de Morfeo o al menos eso fue lo que intentó. Nara Temari quería conciliar el sueño. Necesitaba recuperar las energías que había gastado al comenzar con el Ōsōji: «la gran limpieza de fin de año». Lo bueno era que ahora solamente le quedaba el exterior. El año nuevo se acercaba a pasos agigantados, y ella quería cumplir con lo que dictaba la tradición: «recibir el nuevo año con el espíritu renovado».

Mientras intentaba conciliar el sueño, la nariz se le enfrió. Rápidamente cubrió su rostro con la cobija, sin embargo, en vez de contrarrestar el frío, sintió que su cuerpo perdió más calor. La temperatura ambiente estaba en descenso, por lo que debía buscar pronto una solución.

Maldijo en un susurro al recordar el por qué su marido no estaba en estos momentos con ella. Revisar tratados junto al Rokudaime, siempre requería de tiempo y dedicación.

Se acurrucó en posición fetal arrastrando la cobija y el edredón con ella. Era su último intento para entrar en calor; sino se tendría que levantar e ir en buscar otra frazada a la otra habitación. De sólo pensarlo, un escalofrío la recorrió. Se envolvió más con las cobijas, hasta que de repente sintió que alguien por detrás se las quitó.

La rubia abrió sus ojos de golpe y sigilosamente sacó un kunai que guardaba debajo del futón. Sin pensarlo dos veces giró.

—Temari, soy yo— balbuceó su marido al sentir el movimiento de ésta y a continuación encendió la lámpara.

Verla con un arma en la mano no lo sorprendió. Aunque estuvieran en tiempos de paz, habían costumbres que no se podían dejar de lado, sin embargo, que no haya percibido su chakra le extraño. Tal vez haya sido porque el chakra de su mujer estaba desalineado, cuestión que de cierto modo lo intrigó, pero en ningún momento lo alarmó.

La rubia tiró el kunai al piso y enseguida guardó la mano debajo del edredón.

—¿Llegaste hace mucho?

El estratega por inercia bostezó.

—Hace un par de horas atrás—respondió con modorra, retirando la mano del interruptor de la lámpara, sin embargo, antes de guardarla bajo las cobijas, su mujer lo tomó de la muñeca y lo jaló.

El calefactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora