15. Promesas

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En un momento de peligro, se puede tomar una decisión de 2 posibles opciones: mantener la calma, o entrar en pánico y hacer algo de lo que te puedas arrepentir.

Agnes no estaba segura si podría considerar esos momentos como peligrosos. Su vida no corría riesgo, sino la de Wilmer. Había varios hombres gritando su nombre desde lejos, y poco a poco aumentaban su intensidad. Eran algo claros a pesar del ruido habitual de las calles, pero eso no cambiaba la expresión de horror de su mejor amigo. Se veía agotado, con gotas de sudor cayéndole de la frente. Parecía que había corrido un maratón.

En el momento en el que el semáforo mostró una luz verde, dejo a la chica con pocos segundos antes de perder de vista a su amigo. Cruzo por su mente una idea, realmente estúpida y riesgosa, pero no tenía otra opción.

Su propósito era ayudar a los que lo necesitaban, y eso se veía como una emergencia.

Cuando la camioneta empezó a moverse, Agnes corrió rápidamente a la parte trasera y abrió las puertas rápidamente antes de que empezara a escuchar a los demás diciéndole que se detuviera. Se sentía algo mareada y sin equilibrio, pero se sentía lista para saltar.

“Pero que estás haciendo?!” gritó alguien

“Ni lo intentes, novata!”

“Vuelve a tu asiento!”

“Vas a estar en serios problemas!”

“Acaso quieres morir?!”

Entonces, sin responderles, saltó.

Esto no podía estar pasando

De todas las cosas posibles que podían ocurrirle, tenía que suceder esto

“Porque? Porque? Porque?”  Se preguntaba una y otra vez mientras corría a toda velocidad por los callejones desolados de la ciudad. Su respiración se estaba tornando  cada vez más difícil, y en cualquier momento podría caer agotado al suelo, permitiendo que ellos lo atraparan. No, no lo permitiría. Si de por si fallar la misión era grave, tener que ser capturado  y después lidiar con las consecuencias era aún peor.  Había prometido llevar el mensaje, y entonces buscar una forma de regresar aunque el mismo sabía que era imposible. Al cruzar el portal, ya no había vuelta atrás. Había escuchado casos en los que si ocurría un viaje de regreso, pero muy pocos lo lograban. Su mundo de origen era de donde provenía la energía de los portales, por lo cual ellos eran los únicos que podían venir a esta clase de lugares.

Hubo un tiempo en el que accidentalmente se abrían portales en otros mundos, como este. Los resultados eran muertes, y cuerpos sin vida llegando a su mundo uno por uno. Fue una catástrofe, pero aún no se explicaba cómo había sucedido tal cosa. Todo lo que debía saber en esos momentos era cumplir las órdenes de Renwick, y eso era todo. Ya había sido muy claro en lo que consistía irse de casa, con la consecuencia de no volver. Se había despedido de sus padres antes de marcharse, y aunque ellos no estaban de acuerdo sabían que estaban en deuda con el señor Renwick y no podían negarse.

Además, ser la mano derecha tenía sus desventajas

“Espero y sepas lo que haces, Wilmer” le había dicho su padre, la última vez que lo vio “Todo va salir bien por aquí, te lo prometo”

“Tengan cuidado, los dos”

Su madre ya no estaba, pues no quería presenciar la última vez que vería a su hijo. Su padre, en cambio, se había quedado afuera de la casa para despedirse de el

“Lo tendremos, hijo” le prometió “Pero tú también”

“Claro, lo haré”

Se preguntó en esos momentos, mientras corría por su vida, que habría pensado su padre al verlo así: sudado, asustado y con el posible riesgo de morir. Aquellos hombres que trabajaban para James no eran muy amables, y cuando se trataba de traidores eran capaces de aniquilar sin pensarlo. Era cierto que hubo un tiempo en el que prometió lealtad a James, pero eso fue antes de que pusiera su familia en riesgo. Renwick le prometió seguridad a cambio de trabajar para él, y para Wilmer lo más importante era proteger a los suyos. Fue así como a sus 23 años de edad se volvió la mano derecha de Renwick, el hombre involucrado en una guerra por más de 3 años. Aun no comprendía por qué seguía la guerra, pero había escuchado que se trataba de un asunto muy personal. Demasiado, pensó el chico pues ninguno de los dos ha cesado con la dominación de los territorios más importantes de la ciudad, pero lo único que debía saber era que su única tarea es obedecer órdenes. Solo eso, no había otra cosa más en la que enfocarse.

Shadow Guns [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora