Mi Corazón Es Todo Tuyo (LucaxAlberto +18)

IV

Alberto siguió escuchando a Luca y Giulia hablar sobre esa tal Marina.

—Yo sé bien que nunca la amé, no la quise en lo más mínimo, todo lo contrario a ella, ella está perdidamente enamorada de mi... quizá solo estaba con ella para no estar solo—decía Luca—

—Pero tú sabes que ella no te dejará ir tan fácil, hará lo imposible para quedarse contigo —dijo la pelirroja—

Alberto sentía celos, enojo, impotencia y tristeza a la vez, no sabía que Luca tenía novia ya que nunca le comento sobre eso. Quería subir e interrogarlo, pero se contuvo y continúo escuchando.

—Luca, por el bien de todos, y más, por el tuyo y el de Alberto, debes hablar con Marina, tienes decirle la verdad antes que otra cosa suceda, sí, tal vez le duela e insista en quedarse a tu lado, te suplicará y te dirá que hará cualquier cosa para que no te vayas, pero si no hay amor mutuo, las cosas no resultan en nada, ella debe entender que no puede obligarte a que te quedes con ella por más enamorada que este —expresó la chica.

El señor Marcovaldo llamó a los jóvenes a cenar, Alberto al oír el llamado fue rápido hacía la cocina, ya que no quería ser visto por Luca y Giulia.
La pelirroja grito que ya iban, ambos bajaron y se dirigieron a la cocina.

Luca al ver a Alberto sentado tuvo muchas ganas de ir a abrazarle y hablar con el sobre sus actividades del día, pero el moreno tenía una mirada completamente sería y desviaba la misma hacía otro lado, no decía absolutamente nada lo cuál preocupó al menor e hizo una obligada y necesaria pregunta.

—Alberto... ¿Tienes algo?, ¿Estás bien?

—No, no tengo nada, estoy bien, solo estoy cansado —respondió el moreno en un tono serio y enojado con una mirada fija hacía el castaño—

Esto no convenció a Luca para nada, quería insistir más, pero no lo hizo y terminar de cenar en un silencio incómodo.
El señor Marcovaldo notó el tono de voz de Alberto, creyó que algo malo le pasaba decidido hablar.

—Hijo, si tienes algún problema, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites —Terminó Massimo con una ligera sonrisa en su rostro—

—Sí papá, todo está bien, solo que me siento cansado por el trabajo, pero todo está perfectamente bien, nada grave —dijo el de ojos verdes algo más tranquilo, pero con la misma mirada sería.

Al terminar la cena, Alberto sólo levantó su plato, lo llevo al lavadero y se retiró del lugar hacía su habitación sin decir palabra alguna.
Giulia le dijo al castaño que fuera tras el para poder hablar de todo, incluído el Tema de Marina y sobre lo que le pasaba al mayor. Luca asintió, levantó su plato y fue tras el mayor.

El castaño golpeó suavemente la puerta de la habitación del mayor.
—¿Quién es y Qué quieres? Dijo Alberto molesto—

—Soy yo, Luca, ¿Puedo pasar?—

Hubo un corto silencio de ambos lados hasta que el de ojos verdes accedió.

—Quiero hablar contigo de muchas cosas
—expresó el menor decidido mientas cerraba la puerta tras el.

—Yo también tengo muchas cosas de las que quiero hablar contigo —respondió Alberto.

—Alberto, y... yo... ¡¡YO TE AMO!!, ¿¡OK?! y ya no puedo dejar de fingir lo que siento, te amo con toda mi alma, con todo mi ser, comencé a sentir muchas cosas por ti, cómo una atracción desde el verano pasado, pero no estaba seguro de lo que sentía —dijo el menor llorando y abrazando al moreno—

Por un momento Alberto había olvidado el tema de Marina y hablo.

—Luca, Mi vida, yo también te amo más de lo que crees, te llevo dentro, hasta la raíz, tú eres mi razón de vivir, todo lo que hago es por ti—dijo el de ojos verdes correspondiendo el abrazo llorando lo cual dejaba ver sus escamas en su rostro.