Ángeles y Demonios: Un amor prohibido [PAUSADO]

Capitulo "1": 'Una invitación desagradable'

                                                                           SHADY

 Miraba con aburrimiento excepcional a mi alrededor. A esas mujeres bailando tan sensual y eróticamente encima de otras mujeres al ritmo de la canción, con el claro propósito establecido de provocar excitación, placer y deseo a aquellos hombres que se encontraban sentados en medio de la oscuridad. Eran unos sujetos poco atractivos, pero con dinero, y obviamente eso era lo único que importaba. Estaban reunidos charlando con otros conocidos en las mesas, bebiendo whisky de calidad y fumando cigarros caros, estos mismos liberaban un humo que cubría todo el espacio, provocando poca visualización en el ambiente. Alguno de ellos tenía a chicas sentadas en sus piernas. Acariciaban sus muslos desnudos con deseo, recorrían sus cuellos y pechos casi al descubierto con sus bocas. Le decían cosas al oído, seguro cochinas, con unas caras pervertidas, y ellas solo respondían sonrojadas con risas sutiles casi elegantes.

  Todo eso me parecía tan aburrido. Acostumbraba a rondar por bares y burdeles casi a diario. A veces porque tenía ganas de despejarme y distraerme un rato, pero la mayoría de las veces era para acompañar a mi hermana: una adicta al sexo y a las prostitutas. Ya que mamá no quería que me quedará en casa sola cuando ella tenía invitados que atender; y, como yo no tenía junta, ya que todos me parecían tan patéticos y estúpidos, no me quedaba de otra que ir con la única persona a la que conocía y toleraba por obligación.

  Volvíamos a casa cuando se nos encantaba, pero antes de las una de la madrugada no podíamos porque ese era el horario marcado por mi madre, después de esa hora ya podíamos pisar la casa sin problema.

  Mi hermana era alguien que se divertía demasiado. Le encontraba la gracia a todo lo que hacía. Esa noche, por ejemplo, tuvo un duelo de shots de vodka con una vieja loca y adinerada. Ambas se emborracharon muy rápido, estaban a punto de colapsar, pero ninguna se rendía. Ninguna era capas de aceptar la derrota. Y, conociendo perfectamente a Cassandra, esa tipa ni, aunque estuviera a punto de tener alguna especie de ataque cardiaco, permitiría que alguien más la ganara. Primero muerta que dejar que algo así ocurriera.

  Tuve que llamar rápidamente a la limusina para que pasara a buscarnos pronto. Y no, no es que me preocupara mi hermana, al contrario, si era por mí la dejaba ahí tirada, pero no tenia ganas de soportar regaños de parte de mi madre. Las ciervas levantaron a Cassandra de la silla, ella se retorció, pataleó y hasta las mordió para que la soltaran. No quería que la tocaran. Lucharon bastante para sostenerla sin que ella las atacará con agresividad. Costó arrastrarla hasta el vehículo. No se imaginan cuando la odie en ese momento. Me impacientaba tanto su comportamiento inmaduro.

  Llegamos a casa. Ordené a las ciervas arrojarla en su habitación y procurar que no saliera de ahí para nada, porque haría un desastre y mamá era la persona con menos tolerancia en el mundo que cualquier otra. Nadie allí se atrevía a ocasionar algo que pudiera hacer enfadar a esa mujer.

  Me cambié de ropa y me coloqué mi pijama, el más cómodo que encontré. Había noches que no apetecía usar vestimenta, así que rondaba por mi habitación desnuda e incluso hasta me dormía de esa forma. No me importaba en lo absoluto que alguien me viera así, a otros tampoco, así que ni me molestaba en llavear la puerta de mi cuarto. Si algún insoportable entraba a molestarme con sus idioteces, los mandaba a la mierda y punto.

  Sentada en la repisa de mi ventanal, encendí un cigarrillo y me puse a fumar mientras observaba la calle. Solo quería relajarme un poco. Me encontraba tensionada y abrumada por todo el día estresante que tuve. De vez en cuando se cruzaban unos imbéciles alcoholizados y me chistaban, yo los fulminaba con la mirada y cerraba la situación enseñándoles el dedo del medio. Eso parecía excitarles más, pero me valía un carajo así que simplemente los ignoraba y seguía con lo mío.