Capítulo 18

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Jimin sintió como el alfa ejercía un poco más de fuerza en el abrazo lo que causó que sintiera su despertar cada vez má cerca. Con mucha dificultad abrió sus ojos dándose cuenta que se encontraba tapado por una frazada la cual era cómoda y abrigadora.

-Yoongi- Dijo el menor mientras se sentaba sobre la "cama" tratando de levantar a su novio.

-¿Que?- Dijo adormilado el alfa mientras abrazaba al menor logrando que este volviera a la misma posición que antes.

-¿Donde esta mi celular?- Preguntó Jimin mientras miraba el estrellado cielo nocturno que iluminaba el estanque dando un bella vista del lugar.

-No lo sé- Dijo adormilado el mayor tratando de recordar en donde había visto ese celular por última vez- Creo que esta sobre la mesa en donde cocine el pescado.

-Iré a revisar- Comentó el menor tratando de levantarse, pero nuevamente le fue imposible gracias a los brazos del alfa.

-No, quedémonos más tiempo así- Dijo en un berrinche el alfa.

-No seas berrinchudo- Dijo el menor acariciando la mejilla del mayor-Además no sabemos qué hora es, ¿te acuerdas que tengo un "horario de llegada"?- Dijo el menor refiriéndose a que habitualmente llegaba a las una o dos de la madrugada a la casa de su padre.

-Agh, esta bien- Yoongi se rindió dejando libre a su novio para luego taparse hasta a cabeza con a frazada.

-Buen muchacho- Dijo burlonamente el menor mientras dejaba un beso sobre la parte de la frazada que cubría la cabeza del mayor.

El menor se levantó de la cama para luego ir en busca de su celular, en pocos minutos lo encontró en el lugar que el alfa anteriormente había dicho. Cuando lo tuvo en su mano se sorprendió de que aun estuviera con batería, pero lo que más le sorprendió es la cantidad de horas que había dormido.

En su teléfono marcaba notablemente las una de la madrugada. Con suma rapidez se acercó hasta la rama de la cual colgaba su ropa, que ya estaba seca, y sin perder mucho tiempo se comenzó a desvestir hasta quedar en ropa interior baja la atenta mirada del mayor quien hace unos minutos había salido de su escondite de entre la frazada.

-¡Ay, Dios mío!- Gritó el alfa llamando la atención del menor- tuve que ser la madre Teresa de Calcuta en mi vida pasada para que me des este precioso regalo- Dijo refiriéndose al omega quien lo miraba con diversión.

-¡Ya!- Gritó el menor sonrojado- Date prisa tenemos una hora para llegar a la mansión de mi padre- Ordenó el menor.

-Agh- Dijo fastidiado el alfa mientras se sentaba sobre la cómoda cama, que había preparado, dejando a la vista del menor su alborotado cabello- ¿qué hora es?- Preguntó mientras se rascaba el hombro derecho, una extraña costumbre que había adquirido desde que era un niño.

-Las una de la madrugada- Dijo el menor mientras se terminaba de vestir- y todavía nos falta guardar estas cosas- Dijo señalando todo lo que había sacado del auto.

-No te preocupes, dejemos estas cosas aquí, este será nuestro nidito de amor- Dijo el alfa mientras buscaba su ropa, pero al ver que su camisa esta estaba destruida, gracias a la pelea con el lfa que intentó matarlo hace varias horas.

-Eso sonó muy cursi- Dijo el menor con fingido asco- Ten ponte esta nadie se fijara que es de otro color muy diferente del que tenías esta mañana- Dijo el menor mientras le tendía una camisa negra que encontró en unas de las bolsas.

-¿Acaso no puedo ser romantico con mi novio?- Preguntó falsamente ofendido el mayor mientras se colocaba la camisa que el menor le tendió.

-Si, pero tampoco te pases de la raya- Dijo el menor mientras se colocaba sus zapatos.

-Está bien, seré un romántico, pero con límites ¿está bien?- Dijo el alfa recibiendo un asentimiento del omega- Prometo que un día voy a diseñar y lograré construir una casa para los dos.

El menor se peinaba con su mano, con una sonrisa en su rostro causada por lo dicho por el alfa, tratando de acomodar los pocos mechones de cabello desarreglado que tenía. Luego de ver que ya estaba lo suficientemente presentable, como habitualmente estaba, se dirigió hasta donde estaba el alfa quien flojamente se abotonaba su camisa.

-Eres lento cuando te levantas- Dijo el menor mientras abotonaba con rapidez y precisión la camisa de su novio.

-No eres el primero que me lo dice, mi madre me lo decía mucho cuando era pequeño- Dijo el mayor recordando con mucho amor a su madre.

-Pobre mujer, no me imagino lo que vivió con un hijo tan flojo como tú- Mientras decía aquello peinaba el desastroso cabello del alfa.

-Oye, no tenemos ni un día de noviazgo y ya me insultas por mi flojera- Dijo el alfa escuchando la risa del menor mientras sentía que aquela melodiosa risa lograba que sus energías regresaran poco a poco.

En pocos minutos el alfa ya estaba listo, y sin desperdiciar mucho tiempo, el menor tomó la mano de su pareja para arrastrarlo hasta su auto, el cual estaba con las llaves colocadas, pues ellos eran las únicas personas en el lugar.

El alfa le abrió la puerta del pasajera al menor, como muestra de su caballerosidad, para que este pudiera sentarse en el mismo lugar que siempre solía ocupar. Luego de que el menor se adentrará el alfa cerró cuidadosamente la puerta para luego adentrarse en el asiento del copiloto dando marcha hasta la mansión.

En menos de una hora ya estaban en su destino, pero antes de que el alfa se bajara, para abrirle la puerta al menor, este lo sorprendió con un beso lento y cariñoso. Era un beso de despedida y de buenas noches, pues sabían que cuando entraran al lugar interpretarían los papeles que todo el mundo creía que interpretaban, el de omega y  el de guardaespaldas.









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Gracias por leer.

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Un Amor Letal- YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora