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Jungkook apartó su celular y observó su casa en completo silencio, cada lugar, cada esquina le hacia recordar todos los lindos momentos que pasó durante su relación con Jin, su corazón doliendo y su omega aullando de tristeza por los recuerdos.

Sus amigos quisieron sacarlo de ahí por esa misma razón, temían por él y Jungkook los entendía, era muy bien sabido que le pasaba a los omegas que perdían a su alfa con quien compartian una marca ya sea temporal o permanente.

Estos se sumergían en una fuerte depresión ya que el lazo roto dolía como si les estuvieran rasgando partes de sus cuerpos, parte de ellos, lo que hacía que se alejaran más y más hasta que finalmente fallecieran de tristeza.

Es por eso que nadie había parado la búsqueda luego de un mes sin saber de Seokjin, pese a que la marca temporal que tenia Jungkook ya había desaparecido, aún así, la manada sabía de la increible conexión que llegaron a tener sus lobos, por ello estaban demasiado asustados a que falleciera.

Unas fuertes nauseas se presentaron deteniendo sus pensamientos y fue corriendo al baño de su hogar, vomitando lo poco que apenas había comido.

Ni bien terminó, tiró de la cadena del inodoro y se levantó, apoyándose en el lavabo.

Aturdido y adolorido por el esfuerzo que hizo su garganta bajó su vista a su vientre aún levemente plano, lo acarició con dulzura mientras lágrimas se acumulaban en sus ojos.

— Papi no dejará que te pase nada malo, lucharé porque papi es fuerte cachorro... O eso intento...

Jungkook no quería dejarse caer completamente en depresión pese a sentir a su lobo mal, ya que él quería luchar por su cachorro, sabía que si se dejaba vencer podría correr riesgo de perder al cachorro y eso no estaba para nada en sus planes.

Era su cachorro con Jin, era el cachorro del amor de su vida por lo que no dejaría que le pase nada si estaba en sus manos.

Pero aunque estaba con eso en mente todo el tiempo, no podía evitar sentir aquel dolor en su pecho que lo derrumbaba lentamente.

Se lavó la boca y el rostro antes de salir del baño y dirigirse a pasos lentos a su habitación.

Esa era una gran habitación, muy espaciosa y perfectamente ordenada, a excepción de la cama, una cama matrimonial completamente llena de la ropa que había dejado Jin y almohadas, todas pareciendo un completo desastre pero rodeando un hueco del tamaño de el omega. El nido de Jungkook.

Se acomodó ahí, rodeado del poco tranquilizante aroma a madera que aún poseían esas prendas, no era tan fuerte y se desvanecía con el paso del tiempo pero era suficiente como para que el omega de Jungkook se sienta seguro.

Subió sus piernas, acurrucandose, se abrazó a una de las almohadas grandes con ropa de Jin que tenía mientras dolorosas lágrimas se deslizaban por su rostro.

— Te extraño, alfa...— susurró con voz rota mientras enterraba su rostro en la almohada y liberaba sollozos.

Así se mantuvo por un largo rato, buscando consuelo en el aroma de Jin hasta que escuchó la puerta de su casa siendo abierta, su omega inmediatamente se puso en alerta y sus brazos rodearon instantáneamente la zona de su vientre para proteger al cachorro del intruso que se había adentrado a su hogar.

Sin embargo su preocupación no duró por mucho tiempo ya que el repentino aroma a vainilla le hizo saber que Taehyung era quien estaba ahí.

Aún así mantuvo cuidado, dando paso a que poco a poco su lobo tome el control de él.

Fue cuestión de tiempo para que la puerta de su habitación fuese abierta y ese aroma dulce inundará su habitación, lo que hizo que sus ojos se terminaran de bañar en azules y soltara un fuerte gruñido ya que no quería que ese aroma opaque el de Jin.

[PAUSADA] Son of Hunters || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora