Capítulo 53

460 60 1
                                    

Ainhoa corría por los pasillos, estaba buscando a su mentor.

—¡Weisz! — le gritaba buscandolo, pero no recibía respuesta — impuntual — enojada la niña, la última vez que lo había visto, se había ido con el rey por algunos pasillos subterráneos.

Comenzó a caminar más tranquila por los pasillos, su mentor le había dicho que tenía que caminar más, se la pasaba volando casi todo el tiempo.

Por instinto natural Nhoa se escondió entre unos estandartes de tela, estaban los aldeanos en la entrada recibiendo su dotación diaria de agua potable.

La Niña veía impresionada las largas colas de aldeanos, que se hacían con tal de recibir aquel vital líquido.

Nhoa comenzó a correr lejos, pues vio a Peter, seguramente la regañaría por estar cerca de la entrada, ella tenia prohibido estar ahí.

Al ver todo tan igual, comenzo a volar bajando algunas escaleras, porque escuchaba a los guardias, encontró una antigua puerta de madera con una cerradura de hierro antiguo abierta, no dudó en entrar ahí al escuchar que los guardias venían a donde ella se encontraba.

—La ración para los 50 habitantes está completo— era Peter hablando con uno de los guardias superiores, observando aquel río subterráneo y sus alrededores. Pero ninguno de los dos guardias se atrevieron a ver en el techo, donde se encontraba Ainhoa Decanini, escuchando todo con atención.

La charla entre los dos, era poco interesante para La Niña, realmente quería que esos dos, ya se fueran, le cansaba mucho pegar completamente sus alas en el techo. Observando aquel río y su agua tan cristalina asombrada

Comenzaban a pesarle las alas, ya que aún no podía mantenerlas estáticas en el aire, eso estaba trabajando con Mateo Lightson.

Cuando cerraron la puerta, Ainhora intentó sostenerse, pero empezó a descender.

—¿Por que siempre me pasa esto?— hablaba en voz alta La Niña, antes de contener la respiración, pues su caída en el lago fue inminente.

Cuando sintió el agua cubrirla, escondió rápidamente sus alas. Por suerte, su abuela Roxan Decanini, la había enseñado a nadar.

Decidió disfrutar un momento del agua sumergiéndose en el río, nadando. Tenia tiempo que no se relajaba.

—¡Ainhora Decanini!— la niña observó a su mamá y al sacerdote del Rey, Zaid Weisz —¡Sal de ahí! ¿Quien te dijo que te podías meter?— Romina estaba enojada y preocupada— te he estado buscando toda la mañana.

—¡Ma! No es lo que parece — nadando a la orilla, poniendo ambas manos afuera — yo me caí, me escondí en el techo por los guardias, pero como aún no controlo quedarme estática en el aire, caí al agua — Romina se quitó una de sus mantas, cuando Nhoa salió del agua y se cubrió.

—¿Qué hacías aquí?— secándola y abrazandola.

—Bueno llegue por error, buscandolo a él— apuntando a Zaid— íbamos a entrenar— mirandolo mal.

—Pero Nhoa, yo iba a buscar— Zaid estaba encantado de ver la relación madre e hija, de su muñequita y su mini muñequita. Solo que la mirada acusadora de su hija, lo hizo desprenderse de la fantasía.

—¡¿Cómo puede ser un irresponsable?! No hemos entrenado en días —Zaid miro a Romina, la mini muñequita tenía muchas actitudes de ella. Romina negó divertida, como si estuviera leyéndole el pensamiento al adorable Zaid Weisz.

Pero Ainhoa en medio de su discurso, en los brazos de su madre, se detuvo. Romina agarro a su hija pues estaba tambaleándose.

—Bebé ¿Qué tienes?— acunándola en sus brazos, Zaid preocupado de verla completamente ida, comenzó a revisarla.

—Está muy débil, mi hija— algo le había aprendido a Lily en muchos años de aventuras juntos, el cómo revisar si una persona estaba bien. —Muy apenas está respirando—

—Llevemosla a mi cuarto—ambos padres preocupados se llevaron a su hija, con cuidado por todos los pasillos, sin ser vistos por nadie.

Romina le cambió rápidamente la ropa y la acomodo en su cama, mientras que Zaid traía una vasija con agua caliente y un montón de paños para ponerle en la frente.

—Tranquila, todo estará bien Nhoa — le decía Zaid poniéndole un paño en la frente, su hija estaba demasiado fría.

—No siento... — con esfuerzo logró pronunciar Nhoa, teniendo respiraciones cortadas entre cada palabra que decia. —mi magia—Antes de caer en un profundo sueño

Romina estaba llorando, su hija estaba muy mal y fue en cuestión de segundos.

—Fue mi culpa, si hubiera sabido donde estaba mi niña, ahorita estuviera bien— Zaid la abrazo.

—Mi amor no es tu culpa, tranquila muñequita —también estaba preocupado por su hija, pero no podía desmoronarse así. — no puedes controlar a Ainhoa y lo que pase alrededor de ella —le acarició la mejilla.

—Me preocupa y sobretodo el hecho que dijera que se quedó sin magia — preocupada Romina, observó a su hija.

—Eso es imposible, es magia natural que brota de su sangre, no puede quedarse sin magia.— pensativo Zaid— me ha pasado que solo pueden bloquearte la magia.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora