5

593 152 11
                                    



Según las reglas de los lobos; antes del matrimonio, debía haber un periodo de cortejo que duraba alrededor de dos meses. En este periodo de tiempo ambos cambiaformas debían convivir el mayor tiempo posible, pero este tiempo que quedó reducido para la futura pareja a una semana, por los problemas que estaban enfrentando las manadas.

Si dijeran que Jimin no estaba nervioso, sería una mentira. Él no había sido cortejado nunca, las insinuaciones y acercamientos por parte de Taehyung no fueron precisamente esa clase de "Cortejo".

—¿Cuántos lobos hay en la manada? —pregunto Hoseok sacando a Jimin de sus pensamientos.

La pareja, caminaban por los terrenos del norte, observando el paisaje como si fuera lo más interesante. Las construcciones para sus hogares eran similares, en material y arquitectura, se trataban de cabañas hechas con madera de pino, de uno o dos pisos, con balcones amplios; estas casas estaban rodeadas de árboles y todo tipo de plantas que Hoseok nunca había visto en su hogar.

—Éramos sesenta y uno, pero en los últimos dos meses quedamos reducidos a menos de cuarenta y tres, debido a los cazadores.

—Esa es mucha diferencia —mencionó con preocupación.

—La aldea de humanos más cercana está a unos diez kilómetros de aquí, antes no se acercaban, pero ahora lo hacen. No sé realmente que es lo que está pasando ni porque los humanos nos están atacando pero las pérdidas han sido grandes y muy dolorosas. Por eso nuestro líder quiere unir las manadas y atacar a la aldea, para dejar una advertencia.

Hoseok respiró un poco frustrado. No estaba seguro de que la idea de los alfas lideres funcionará; tampoco quería arriesgar a su manada con alianza inútil, pues por su mente corría la idea de que la manada de Jimin ya estaba perdida.

Él no podía pensar así. Los lobos estaban para ayudarse unos a otros, apoyarse entre manadas, era parte de sus reglas de lobos y códigos. Reglas que él seguía sin comprender, pero las obedecía como si fueran una ley absoluta.

—Dejemos de hablar de eso y mejor vamos al río —sonrío Jimin señalando un pequeño camino oculto entre matorrales. El camino era poco transitable, pues si dabas un mal paso podías rodar por alguno de los muchos barrancos que habían ahí.

De la nada Hoseok gritó cuando vio una víbora colgada en un árbol: —¡Oh por dios!

El animal de rayas negras y amarillas no reaccionó, y Jimin sólo atinó a reír por lo cobarde que se había visto el alfa

—No pasa nada, ni siquiera nos ha visto, creo que está dormir —dijo Jimin sin dejar de reír.

—No te rías —pidió el alfa avergonzado—, esas cosas me dan escalofríos.

—Está bien, ya no lo haré más.  Mirá ya nos queda poco para llegar.

Siguieron caminando hasta llegar a un campo verdoso donde sobresalían pequeñas margaritas silvestres y poco más adelante un río transparente y rocoso. Hoseok quedó maravillado por el paisaje, en sus tierras también había ríos, pero ninguno con aquel paisaje.

—Esto es hermoso —alago el pelirrojo—, ¿entonces aquí es donde vienes a nadar?

—Sí, aquí suelo venir con Taehyung y otros miembros de la manada a nadar, incluso a dormir, hacemos una especie de campamento, cazamos ardillas y algunos peces y los cocinamos en una fogata que hacemos. Es realmente divertido.

—En mi manada también hacemos eso, tal parece que no importa en qué manada estés las costumbres son las mismas.

—¡Jiminie!, ¡Jiminiee!

AmbivalenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora