Sé que sientes esto~ [Minsung]

13.

Por la mañana me desperté por unas risas leves que venían desde fuera, cuando me levanté y me puse pantuflas miré hacia afuera; por el pasillo, pero no había nadie, así que me escabullí hacia el baño, donde me lavé la cara para despertar un poco. Las risas ya no se escuchaban, aunque sí oía movimiento aún. Salí del baño y miré discretamente hacia la sala. Por mi cabeza estaba pasando la película de Minho trayendo a alguien al departamento, pensando que quizás no lo escucharía, pero no había nadie. Entré a la cocina algo distraído, pensando que quizás los sonidos venían desde la pieza y no había logrado descubrirlo, fue entonces cuando vi a Minho, estaba reclinado sobre alguien y lo acorralaba contra uno de los muebles de la cocina, ese alguien reía y su risa me parecía lo bastante conocida.

–¿Felix?

Minho se inclinó aún más, mientras Felix aparecía tras su cuerpo con las mejillas algo coloradas. ¿Qué diantres estaba haciendo Minho sobre Felix? Di un paso dispuesto a lanzarlo lo más lejos que me permitiera mi fuerza, pero entonces se movió.

–¡Esto! Esto es lo que le pongo a la comida para que... —me observó—. Hey, Jisung.

Se alejó de Felix, poniéndose a un lado y dejando un frasco con algo que parecía paprika sobre una de las superficies de los muebles.

–No te escuché, le estaba mostrando a Felix que suelo usar esto para...

–¿Sobre él? —interrumpí.

–¿Mh?

–Estabas completamente sobre él, Minho, ¿por qué?

Felix se removió y apretó sus labios con sus dientes por dentro de su boca.

–Lo siento, no lo encontraba y cuando lo vi, me emocioné y me lancé por él, hace un tiempo no lo encontraba, estaba detrás de la sal —comentó.

Respiré pesado, no sabía si creerle, Felix se veía algo alborotado y rojo, así que era una escena un poco sugerente. Aunque quizás la cercanía de Minho lo había puesto nervioso, creo que eso podía pasarle a cualquiera. Suspiré, intentando dejar de ser tan paranoico.

–Oh, es que...

–Tranquilo, no lo estoy acosando —rodó los ojos.

–No, no te preocupes, Jisung hyung —habló Felix—. Vine a visitarlos, pero estabas dormido, por suerte Minho me abrió la puerta —sonrió.

Entrecerré los ojos.

–¿Tú? ¿despierto a esta hora un sábado?

–No es tan temprano tampoco.

–Son las nueve de la mañana.

Se encogió de hombros.

–Dormí bien y me desperté renovado, ¿por qué tan incrédulo de todo lo que te digo?

–Nada, solo... es, no sé —bufé.

–Traje unas galletas y brownie para desayunar —interrumpió Felix.

–Sí, dijo que su padre le había dicho que no te ve hace unos días, así que se ofreció a venir a ver cómo estabas —siguió Minho.

–Pero lo vi el domingo y hablé con él ayer...

Felix tragó y miró a Minho, quien se encogió de hombros.

–Eso fue casi hace una semana, seguro quería saber si estabas entero —dijo, como si no tuviera importancia—. Bien, ¿vas a desayunar o no? Porque esto lo hizo Felix y se ve delicioso.

Al aludido volvieron a colocársele las mejillas rosadas y me sonrió, así que solo asentí y fui por las cosas para tomar un té. Mientras comíamos hablábamos de cómo le iba a Felix en la universidad y qué quería hacer luego, también de que había conocido a Jeongin, aunque no tenía claro si en el trabajo del rubio menor o si cuando pasaba por ahí cerca, la versión había sido un poco modificada mientras ambos me la contaban y, de hecho, el tema había salido porque Felix habló de algo que le había dicho Jeongin en su casa y que Minho entendía, lo que me había causado mucha duda, ya que no comprendía en qué momento Felix había estado por el lugar ni por qué. Pero me explicó que uno de sus amigos vivía por ahí cerca y algunas cosas sobre que el lugar antes era un barrio considerado malo y que ahora ya no. En realidad, había escupido tanta información y había tantas cosas que no me cuadraban que prefería pasarlo por alto mientras tanto. Aunque el pensamiento me molestara de vez en cuando.