Canva →「Gojo Satoru」

6.

Pensaba que no habría problema en tener a Itadori en casa, y todo era cierto, de hecho, solían charlar de recetas prácticas y películas basura cuando de repente en medio de Los juegos del hambre parece que Yuuji se fue.

Y entonces Sukuna hizo acto de presencia.

—Tienes la sangre de ese demonio. —fue lo primero que le dijo.

(T/N) se saco de onda al escuchar la grave, aterradora pero seductiva voz del rey de las maldiciones, su cuerpo ligeramente se tensó y estaba alistándose para contraatacar cuando calló en cuenta de un punto circunstancial.

La señora Gojō se fijaba en los detalles y tenía buena memoria. Con tan solo juntar dos puntos en especifico se relajo y alargo su mano para coger un poco de palomitas.

—Hiciste un pacto con Yuuji. ¿O me equivoco? —pregunto viéndolo de reojo con detenimiento.

Era tal y como lo describían los libros de su padre, aquellos pergaminos polvorientos que solía leer a escondidas para aprender a mejorar su técnica.

Sukuna se quedo en silencio, a lo que interpreto como un sí.

—Conocía a Nobunaga. —dijo de improviso mirando con desgana la televisión y dirigiendo de vez en vez su vista a (T/N) quien se bebía un largo sorbo de soda.

—Me honra oír eso, pero lamento decirle que está muerto, enterrado y seguramente hecho polvo. —replico.

De algún modo tenía un muy mal presentimiento.

Y no era para menos, luego de haber descubierto que su tan admirado y famoso ancestro era bastante cercano con el rey de las maldiciones, ser rumoraba que ambos habían hecho un pacto el cual no conocía a detalle, pero le daba escalofríos.

—Hicimos un pacto. —comenzó a hablar Sukuna, (T/N) bebió otro sorbo de su bebida intentando que la sensación de las burbujas en su boca la hicieran distraerse. —Si yo le daba el poder que quería el me daría sus técnicas. Lástima que se murió y ningún otro descendiente las heredaba hasta, bueno... tú.

(T/N) se petrifico mirándole incrédula. La maldición soltó una sonora carcajada. Cuando reacciono se aclaró la garganta.

—Pues quédatelas, vivir sin el miedo de morir por combustión espontanea suena bien.

Sukuna chasqueo la lengua.

—Así que se limitaron simplemente a lo defensivo, que molestia. —espetó frunciendo el ceño. —Pero descuida, cuando formen parte de mi cuerpo...

—Para eso tendría que entregarte mi pureza, que lastima. —le recalcó, sintiendo una gota de sudor frio recorrerle la espalda. —¿Conoces al molesto cabeza de ajo, ¿no? Se la entregue a él.

La malévola risa del que alguna vez fue hombre volvió a resonar en el departamento mientras que en la película comenzaba a desarrollarse el clímax.

—Puedo saber cuando mientes o no, tomare lo que es mío y-

De repente entonces, las marcas del rostro de Itadori se desvanecieron y cayo dormido en el hombro de (T/N).

Por su mente paso la idea de mencionárselo a Satoru, pero este iría con Yaga y los altos mandos se enterarían del secreto mejor guardado de su clan. El secreto del poder que habían heredado.

Sukuna Ryomen.

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𝐂𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐫𝐚 ~

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Notas finales :

↳ Esto se me ocurrió totalmente sobre la marcha. Espero les gustara. *procede a volver al hiatus*