-Ah!... esta es una de las partes que más me cuesta contar, la primera fue la anterior, pero esta... aunque ya la viví una vez, aún puedo sentir el dolor, el malestar y el arrepentimiento. No se confundan, no me refiero al dolo físico, pues ese lo tenía bien merecido, me refiero al dolor del arrepentimiento y del veneno que yo mismo inyecté en mis actos, con el que cubrí mi conciencia y enjuagué mis ojos, a todo ese mal condensado que se apoderó de mi conciencia y me arrebató el poco honor que me quedaba. A mi mismo me refiero.
Díganme, cuando ustedes hacen algo malo, como robar algo, golpear a tu amigo o a un desconocido, mentir, despreciar aquel regalo que con tanto cariño alguien se esforzó en hacer para ti o traicionar la confianza de alguien...
Normalmente con una disculpa y reponer aquellos que robaste basta, o disculparte y pagar por los medicamentos de a quien heriste, o decir la verdad, tal vez con decir otra mentira podrías escapar por un rato hasta que te armes de valor y dar la cara por el haber despreciado algo de tan grande valor (sentimental casi siempre), pero, por que siempre hay un pero... ¿que me dicen del traicionar la confianza de alguien?, eso es algo que no se puede remendar tan rápido... más bien dicho, es algo que no se puede remendar, ni siquiera le tiempo, pues esto solo crea una nueva capa de confianza que cubre a la anterior pero, siempre pero, ya no es igual, no es lo mismo, es una falsa, una falsa confianza, un falso nuevo inicio, un perdón invalido, transparente y sin cuerpo como la pomada que ponemos sobre las heridas con las que marcamos nuestros pecados cada uno, que intenta curar algo que está destinado a supurar eternamente entre miradas que juzgan, incesantes, interminables, que ven y se asquean de lo que tienen enfrente, no por lo grotesco de nuestra piel viva, exponiendo lo que alguna vez hicimos, si no porque ven el interior infectado por nuestras acciones y obras, por un veneno que no entra, sino que sale desde nosotros mismo, que despide olor a putrefacción del espíritu en su conjunción con la mente, la voluble y maleable mente que se deja engañar por la atractiva adrenalina del mal.
Perdón, creo que me estoy yendo por las ramas, otra vez jeje, como decía, tanto si robas, como si haces daño a otros, como si matas, mientes, insultas, traicionas o... caes a lo más bajo que un ser humano puede caer una, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra maldita vez! y otra maldita y estúpida vez te das cuenta que tu no eres la victima, nunca lo fuiste! siempre fuiste tu el maldito acecino, el maldito mentiroso, el maldito ladrón, el maldito drogadicto, alcohólico, maltratador, estafador, incitador... el maltado violador...
Llega un punto en el que no te importa lo que opinen las otras personas por que la respuesta la tienes tú mismo, y no es nada agradable.
Te das cuenta de que desde el primer momento en el que comenzaste, tal vez tuviste alguna oportunidad de dejarlo, cortar tus manos, sacar tus ojos y vestirte con una nueva muda de ropa, encadenar esos deseos hasta que murieran de hambre o fueras más fuertes que ellos, ¿Pero no verdad? no fue así, por que seguiste haciéndolo, fingiendo que bebías sin darte cuenta, que tenias que tomarlo por que realmente lo necesitabas y la otra persona no, ni siquiera lo valoraba, engañándote por la fuerza, pintando en tus ojos con ajuga al rojo vivo las mentiras que querías creer, y las que no pero que eran necesarias también. Aunque tarde o temprano, las mentiras, la bola de nieve colina abajo, que crecen más y más, y más, y más... PUM! estallan, estallan en tu conciencia y en tu alma, te das cuenta de la escoria en que te has convertido, en el mal que con tanto gusto has hecho, en todo el veneno que con amor y pasión has destilado en el fondo de tu depravación y vicio, pero hay un problema, ese veneno se acumula y concentra, poco a poco comienza a fluir por tu sangre, lo inunda todo, tu vista, tus órganos, tus sentimientos, tus alegrías la quema y desecha, el dolor lo anestesia, el orgullo y auto estima los derrite, los incorpora a la mezcla, y cuando la bola de nieve estalla, te das cuenta de la gran cantidad de veneno que hay dentro de tí, quieres sacarlo, inyectarlo en lo que sea que no esté vivo para causar más daño. Buscas desesperado inyectar toda esa desgracia en cualquier cos, una piedra, un tronco seco, en el suelo incluso, pero cuando lo intentas, valla sorpresa, ¡No tienes colmillos! así que terminas tragándolo todo, de un solo trago, todo un mar de pudrición en el que te ahogas.
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HERMANA ¡TU ERES MI PROPÓSITO! (EN PAUSA POR CORRECCIONES)
Fiksi RemajaDerek, 18 años, un chico normal que no tiene un propósito en esta vida. Daniela, 20 años, una chica normal que no es el propósito de nadie en esta vida. Tres hermanos, uno mayor y dos menores mas dos padre que no saben si quiera controlarse a ellos...