Capítulo 15

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COSAS POR RESOLVER
|Sara Stone|

Mi mañana no fue de lo más amena puesto que aún me pasaba factura la borrachera del sábado, y el domingo mi madre como castigo me había puesto a limpiar toda la casa. Además, tuve que atender la pastelería el resto del día. Pero aún así, aquí estaba, apoyando a la señorita Amelia en todo.

— Tienes que dejarla perfecta, Oscar.

—Veamos — inspeccionó mi rostro detalladamente y eso me hacía sentir sumamente incómoda — Tiene linda piel, su físico no está nada mal y en cuanto a algún problema, yo diría que su estatura.

— Demasiado pequeña, lo sé — le respondió la señorita Amelia.

— Unos tacones de dieciséis...

— ¿Qué? ¿Tacones? — me alarmé — Yo no soy buena usando tacones... De por si soy torpe, ahora imagínenme usando tacones.

— Pues vas a tener que hacer un sacrificio, Ana — ella me regañó.

— Bien — resoplé — Pero solo no vayan a dejarme muy linda, porque no sea que termine yo por enamorarlo.

Dije como chiste y seguido me reí, pero ellos se quedaron callados mirándose entre si, descolocados.

— Ehh... — murmuró la señorita Amelia — Si, bueno... Claro.

Y entonces comenzaron a reírse a carcajadas y yo los acompañé en sincronía, pero me ofendía muchísimo su respuesta. Aunque pensándolo bien, si había sido un chiste muy absurdo. ¡Puaj!

¿Él señor Pereira enamorado de mi? ¡Ja ja ja ja!

Una vez que el señor Oscar había terminado de tomar todas mis medidas y de más, se retiró de la oficina alardeando por el gran trabajo que le esperaba conmigo.

— Ana.

«Es Sara»

—¿Dígame, señorita?

— Estamos en problemas.

— ¿Por qué?

— Te das cuenta de que me voy de viaje cuatro días — comentó preocupada — Cuatro días los cuales Leonardo tendrá libres para meterse con cualquier zorra.

— He pensado en ello, pero... No hay mucho que yo pueda hacer. — apreté la mandíbula.
 
— El siempre usaba de pretexto el trabajo, fuera de el yo podía vigilarlo.

— Pero.

— Pero ahora que no voy a estar... — me miró intensamente con aire de súplica descarada — Esa será tu tarea.

— No puedo hacer eso — la miré instintivamente — No tendré excusa para seguirlo.

— El primer día estarán muy ocupados con lo del evento de caridad. Así que ya tienes un pretexto.

— ¿Y los demás días? ¿Qué pasa con la noche del evento? No podré emborracharme otra vez.

— Tal vez tú no... Pero él si.

— ¿Me está diciendo que lo embriague?

— ¡Bingo! — tronó los dedos — Leonardo se pierde cuando está ebrio y entonces será tu oportunidad de traerlo a casa y asegurarte de que duerma solo.

— No creo sea tan fácil...

— Se que podrás hacerlo — me dio ánimos — En cuánto a los demás días, se que buscarás alguna solución. Eres una chica muy inteligente.

— Gracias, señorita Amelia.

— No, gracias a ti — me regaló una grata sonrisa.

Salí de su oficina intentado buscar soluciones para los dos últimos días que la señorita Amelia no estaría en casa, pero no sé me ocurría nada en absoluto.

LA CHICA DESASTRE ©° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora