Annotation
Cuando en 1997, Arthur Gordon publicó "Memorias de una
geisha", Mineko Iwasaki -la geisha con la que había hablado para
documentarse- se sintió profundamente horrorizada por el
tratamiento que éste dio a su personaje, convirtiendola, según sus
palabras, "en una prostituta de clase alta". Asi que decidió escribir
su propio libro sobre el tema y de ese deseo nació "Vida de una
Geisha".
"Vida de una geisha" es una novela sencilla, sin pretensiones,
en la que descubres todos los secretos que Mineko quiso descubrir
y, lo mas importante, todo lo que se cuenta es cierto.
Vida de una Geisha
Vida de una Geisha
MINEKO IWASAKI
Prólogo
Me trasladé a la casa de geishas Iwasaki cuando aún no tenía
cinco años y un año después comencé mi formación artística. Me
encantaba el baile. Se convirtió en mi pasión; me entregué a él con
gran fervor. Estaba decidida a ser la mejor y creo que lo conseguí.
La danza me ayudaba a seguir adelante cada vez que los
demás requerimientos de la profesión me resultaban en extremo
pesados. Literalmente, ya que no sobrepaso los cuarenta y cinco
kilos, y un quimono y los adornos para el cabello suelen alcanzar
los veinte. Era una carga excesiva. Yo me habría contentado con
bailar, pero las exigencias del sistema me obligaron a debutar como
maiko cuando todavía era una geisha adolescente a los quince años.
La casa de geishas Iwasaki estaba ubicada en el distrito de
Gion Kobu de Kioto, el karyukai más célebre y tradicional de
todos. Es la comunidad en la que viví durante toda mi carrera
profesional.
En Gion Kobu no nos referimos a nosotras mismas como
geishas (que significa "artistas"), sino que usamos un término más
específico: geiko o "mujer del arte". Una clase de geiko, famosa en
el mundo entero como símbolo de Kioto, es la joven bailarina
conocida como maiko o "mujer de la danza". En consecuencia, en
adelante emplearé las palabras geiko y maiko a lo largo del
presente libro.
A los veinte años "me cambié el cuello", cumpliendo así con el
ritual de transición que simboliza el paso de maiko a geiko. A pesar
de todo, a medida que iba consolidándome en la profesión, me
sentía cada vez más decepcionada por la intolerancia de nuestro
arcaico sistema. Por ello traté de impulsar reformas tendientes a