Disfruta De La Vida O De Disfruta De La Muerte

Prólogo

Todo me decía una cosa, hoy llegó alguien importante o alguien muy atractivo, o las dos cosas quizás.

¿Qué como lo se?

Pues las adolescentes de la secundaria Timonsyn me lo decían, no directamente ni nada por el estilo, solo veía sus acciones.

Cómo por ejemplo correr como unas locas a la cancha de basquetbol de la escuela, y eso me aseguraba una sola cosa, que solo iban para ver un chico, un chico seguramente atractivo.

Así que decido acercarme a la cancha de basquetboll, no tengo nada que perder ya que las clases ya habían terminado.

Ya dirigiendome a la cancha de basquetbol puedo ver a una de la persona más cercana en poder llamarlo mi mejor amigo: Emilio, acercase a mí un poco (o muy) molesto.

Y ahora que habrá pasado.

Me pregunto mientras me acerco a él.

— ¿Qué pasa? —es lo primero que logró pronunciar al ya estar frente a él.

— Pues nada, aparte que ahora todas las chicas de esta secundaria se volvieron locas —dice un poco (o demasiado) irritado, mientras rueda los ojos.

— Naa, no están locas —o bueno sí— sólo están con las hormonas alborotadas, así como los chicos cuando llega una chica sexy —trató de que no importe tanto, porque en realidad me importa un comino lo que hagan todos con su vida.

— ¿Y por qué vas a la cancha? —pregunta mi amigo ya muy curioso.

— Sólo quería saber cómo es el chico —empiezo a decir como si no fuera la gran cosa, cuando en verdad no es la gran cosa, ni que fuera el presidente.

— El chico sabe jugar basquetbol, en realidad es bueno con eso...

— Pero —decido interrumpirlo para que se apresuré ya que me quería ir a mi casa.

— Pero el pobre está rojo de tantos comentarios de esas chicas —se empieza a reír después de decir aquel comentario.

— ¿Enserio? —le digo yo con ahora una sonrisa de burla en mis labios.

— Si —su risa ahora se hace mas fuerte llamando la atención de todos los que estaban a nuestro alrededor.

— Pues si es así tengo que ir a verlo, bueno nos vemos más tarde, adiós —me despido de él con un solo adiós, mientras me voy corriendo para entrar a la cancha.

Y ya dentro de la cancha puedo confirmar lo que dijo mi amigo segundos atrás, ese pobre chico está más rojo que un tomate, pobre.

Cuando me volteó a ver las gradas, veo un montón de chicas que ven al pobre chico de muchas maneras, unas embobadas, otras con lujuria, otras con lástima, y yo, yo solo lo miro con pena.

Porque él no sabe en qué instituto se metió, y no fue en uno santo, no, fue en el más pervertido que exista en la ciudad.

Y justo en ese corto momento dónde la pelota de básquet dejo de estar en sus manos para que pueda entrar en el aro correctamente, fue cuando sus ojos marrones iban a mirar a la gradas y en ese camino me miró a mí, y sus ojos se quedaron ahí, mirando los míos fijamente, hasta que yo rompí la mirada que teníamos para poder ver el ruido que hacían las chicas, y cuando las ví me di cuenta que el había encestado, entonces lo mire a él, y mire la pelota que estaba rebotando luego de caer en el aro correctamente.

Sus ojos aún seguían mirándome pero se despegan de mí, porque muchas chicas se levantaron de las gradas para acercarse y  felicitarlo y sus ahora nuevos compañeros de juego se acercaron a abrazarlo dándole la bienvenida al equipo.

Ya moviendo la cabeza puedo reaccionar y me digo que eso fue todo, lo mejor será que me vaya.

Me doy la vuelta y decido irme lo cual logro ya que nadie se atreve a irse, sino quedarse y celebrar con él o darle la típica cálida bienvenida.

Abro la puerta de nuevo y la cruzo dirigiendome a la salida para irme a mi casa.

Sigo mi camino sin importarme si Emilio está o no, total yo me puedo ir por el metro.

Ya en la salida saco mis audífonos negros de cable, y los conecto a mi celular mientras busco en mi lista de reproducción una canción.

Ya encontrando la canción la pongo, le subo todo el volumen, y dejo que te veo de Lasso se reproduzca.

Me dirijo al metro mientras se sigue reproduciendo te veo y cuando llega la parte que dice: Pero es que hueles a flores y yo soy humano no puedo más me acuerdo automáticamente de el chico nuevo.

Parece un chico inocente, su aura lo dice, y eso que solo lo ví por unos segundos y ni se me acercó, pero bueno, le deseo suerte al chico, porque lo malo de la secundaria Timonsyn es que siempre, siempre habrá drama, te insultaran, te tratarán como si fueras menos, te utilizarán, te meterá en problemas, y ojalá no le pase, ya que se nota con solo mirarlo que es un buen chico.

O bueno, las apariencias engañan ¿no?

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Buenas, me presento, soy Nox Cadogan su escritora

Este es el prólogo y bueno es corto pero algo es algo ¿no?

Bueno adiós