Se suponía que el día de su boda sería el más feliz de su vida. Se suponía que caminaría por el pasillo de la iglesia con una enorme sonrisa en el rostro, que lágrimas de felicidad correrían por su piel, que la llegar al altar se encontraría con el rosa el resto de la eternidad en un matrimonio feliz y lleno de amor.
Sin embargo; se encontraba sentado en medio de una habitación con un tinte sin vida, lleno de libros en cada librero del tamaño de la pared. El silencio que reinaba hacía que piel se enfriara de tal manera que; aunque quiso, no evito abrasarse a sí mismo.
En esa habitación se encontraban su padre y su hermano junto a él. Sukuna parecía que mataría a las personas que estaban frente a ellos, de las cuales solo conocía a una persona. Y su padre se veía sumamente feliz, hablando con un imponente hombre que le daba una sensación de desconfianza.
—¿Quiénes esos hombres? No los conozco — le pregunto a Sukuna, acercando su brazo al de su gemelo, para sentir un poco de calor
—Miembros del clan Zenn'in, ¿A caso no recuerdas que tu amiguito pertenece a él? — le respondió sin siquiera mirarlo
Yuuji bajo la cabeza, cosa que Sukuna odiaba con toda la fuerza de su alma, esperando lo que sabía era un destino del que no podía huir, recordando la razón por la que se encontraban en esa lujosa mansión.
Yuuji veía como Sukuna parecía querer asesinar a Megumi, y de cierta forma Yuuji sentía una sensación parecida. Había conocido a Megumi hacia apenas un par de meses en su segundo año de preparatoria. Si bien Yuuji era una persona sumamente sociable, se le hizo raro que un chico como lo era Megumi; es decir, taciturno y un poco extraño, se le acercara con tintes de una amistad.
A Yuuji no le importo, pero Sukuna no se cansaba de repetirle que era extraño y aún más que Jin se empeñara en acercarlo a la familia, de invitarlo a cenar e insinuar que el gemelo menor y el pelinegro eran una bonita pareja.
Sukuna se la pasaba huraño, molesto y agresivo cuando Megumi estaba cerca, fungiendo de tercera rueda cuando los enviaban a la habitación a que vieran películas. Jin obligaba al gemelo mayor a dejarles solos, a ir a la casa del abuelo u hacerse cargo de pequeñas cosas de la empresa de la familia.
Por una parte, Sukuna lo tomo como una delegación de trabajos importantes en lo que seria el legado de su familia, pero también le molestaba que no incluyeran Yuuji en ello.
—Sukuna... — llamo la atención Jin una noche durante la cena —Yuuji esta comprometido con Megumi, me gustaría que les dieras un poco de tiempo de calidad—
Yuuji dejo caer los cubiertos en su plato, salpicando un poco de la cena en la mesa. Estaba conmociona no solo por la información y por no ser tomado en cuenta en las decisiones de su futuro. Sino porque se sentía traicionado por quien se suponía era un buen amigo.
—¿Y si no quiero casarme? ¡¿Por qué nadie me ha pedido mi opinión de ello?! Además... ¡Ambos somos chicos! — grito molesto, levantándose de la silla, haciendo que esta cayera al suelo con fuerza, podía ver la ira de su hermano en sus manos empuñadas, en la forma en que las venas de sus brazos se sobresaltaban.
—El genero no importa, lo que importa es lo que nos traerá a la familia esa unión, además claro; Yuuji, tú puedes dar a luz a niños saludables y fuertes—
—¡Eso es una mierda! ¡No pueden decidir nuestro futuro! — grito Sukuna a Jin, levantándose igual de la mesa
—Esto no te incumbe Sukuna, tu tomaras el mando de nuestra empresa, deberías de ser agradecido. Tu hermano fue comprometido desde el día de su nacimiento, pudiste ser tú, pero se decidió que el primogénito tendría la empresa, además de que no tenías su... peculiaridad por lo que fue más que conveniente. Independiente de ello o no es algo en lo que tengan opinión, se hará — Jin se levanto de la mesa, dejo la servilleta a un lado de su plato y comenzó a marcharse del comedor, pero antes de salir, les afirmo —No se hablara mas de ello, Yuuji, la boda esta concertada para dentro de un mes, espero que no me decepciones—
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EVANGELIO DE MEDIA NOCHE
FanfictionEl razonamiento se pierde, el dolor expande sus pupilas, su cuerpo se prepara para correr o pelear. No piensa, solo actúa. Una fantasía que poco a poco se convierte en realidad, sus manos se llenan de sangre mientras las observa , sus lagrimas le qu...