Wyatt y Blair tienen una vida... feliz. La manada está bien, su familia está bien. O, bueno, tal vez la última no tan bien.
Pudieron contra todo. Problemas con otras manadas; pérdida de su fuente de energía; pérdida de... seres queridos. Pero hay d...
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Los jóvenes Lykensen caminaban en silencio, y alejados. Ninguno hablaba con el otro. Llegaron a la guarida de su manada, y siguieron sin hablarse. Entraron a escondidas, y cada uno se fue a su habitación. Como si eso fuera muy lejos. Sus habitaciones estaban una al lado de la otra.
La chica lobo solo culpaba a su hermano. Por su culpa, había dejado a su soulmate. Ahora no sabía en cuanto tiempo podría volver a verlo. Sólo estaba segura de que tendría que pensar en cómo irse, definitivamente.
El joven sólo hizo algo que su padre haría. Lanzarse a su cama y no pensar en nada. Pero, al igual que a su madre, no le duró mucho la mente en blanco. Si antes dudaba de su "cuñado", ahora lo hacía más. ¿Por qué reaccionaron así? ¿Estarían escondiendo algo? Probablemente era lo último; pero prefería no meterse. No es como si le importara, la verdad.
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Luego de estar en nuestro lugar unas horas, volvimos a la guarida. En cuanto entramos, Blair fue a revisar que todo estuviera bien. Yo planeaba irme a dormir, pero mini Willa me hizo señas de que la siguiera.
- ¿Qué pasa, mini Willa?
- Ya te dije que no me gusta que me digas así, tío Wyatt. -dijo mientras movía su cabello hacia atrás.
Toda una mini Willa.
- Perdón. ¿Qué pasa, Wyanet?
- Por casualidad... sabes... ¿Dónde están mis primos?
- ¿Sabes? Si no quieres que te diga mini Willa, no actúes como tu madre conmigo.
- Eso es un no. -dijo sonriendo.
Solo pregunto: ¿Dónde quedaron los genes de su papá? ¡Es una mini Willa! ¡Es como tener a la Willa de "catorce", detrás de mi todo el tiempo!
- Sí. Es un no. -acepté rendido.
Tendrían que haberle puesto Willa Junior.
- Están en sus habitaciones, tío Wyatt. -y se fue como si nada.
Ahí estaban los genes de su papá.
Lo dejé pasar, y fui a hablar con esos dos. O al menos con el que haya dejado la puerta abierta, porque claramente no me la abrirían por voluntad propia.
