Capítulo Diez.

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Robert estaba en su ducha limpiando el sudor luego del entrenamiento de la tarde. Después haberse encontrado con Sky había decidido ir al gimnasio y drenar un poco de tensión dando unos cuantos golpes a los sacos.

¿Qué había pasado esta tarde? Estuvo pasando un buen rato con ella luego de casi echar a perder todo...de nuevo, pero no entendía porque salió corriendo. Bien, quizás abuso un poco cuando le dio a probar los bombones e intento coquetear con ella, pero era divertido lo fácil que ella respondía con sus comentarios mordaces. Hasta que se le escapo:

—"De saber que verte comer iba a ser tan sexy me traigo unas bragas de repuesto, es injusto que te veas tan bien comiendo."

Era obvio que ese comentario estaba destinado a quedarse en su mente, pero agradecía que se le hubiera escapado, eso le ayuda a conocer un poco más sobre lo que pasaba en su mente. Ella lo confundía, en un principio cuando le dijo que solo quería ser su amigo parecía decepcionada, pero luego pasaron un buen rato paseando por el parque hasta que le soltó esa bomba. Se éxito al verlo comer los chocolates. ¿Cómo podria ignorar tal declaración? Ningún hombre con sangre corriendo por sus venas podria, menos aun cuando saber eso lo éxito a él y trajo consigo imágenes de ella de clasificación x.

Justo ahora podía imaginarla esperando por el en su cama, con sus piernas extendidas y listas para envolverlas alrededor de su cintura. Podía sentir contra su palma la suavidad de su piel mientras recorría su figura, quería sentir esos labios regordetes contra los suyos y sentir el rose de sus pezones contra su pecho.

Mierda.

Era mala idea estar duro cuando no tenías el motivo de tus fantasías esperando por ti y la única solución era hacerse cargo por sí mismo de la situación. Deslizando su mano a través de su erección, Robert continuo fantaseando con Skylar, viéndola sentada en la encimera de la cocina con solo su delantal cubriéndola y acompañada de crema batida, dejándose llevar por sus pensamientos se corrió contra las baldosas de su baño.

Viendo como el agua caliente limpiaba las evidencias de su fantasía estaba seguro de algo: Skylar Masters era una complicación. La cuestión era: ¿Estaba listo para lo que eso significaba?

***

Había decidido darle tiempo. No solo para que él pudiera hacerle frente a Sky, sino porque sabía que ella estaría mortificada, aunque tratara de negar lo que dijo.

Ambos necesitaban un tiempo para volver a verse, pero eso no quería decir que no podía enviarle un mensaje.

"Muñeca, no te despediste."

Mantener las cosas casuales, sabía que ella reaccionaria a ese mensaje.

Concentrándose en su trabajo se permitió sumergirse en los archivos sobre su mesa.

Robo de joyas. Extorción. Infidelidades. Acoso. Escoltas.

Esos eran los tipos de casos que generalmente llegaban a Pekerbell Segurity y todos y cada uno de ellos estaba de acuerdo en tratar casos sencillos, cada uno ya había tenido su cuota de acción y dolor en su pasado. En particular Robert no extrañaba la acción como la que tuvo en el ejército.

Antes de ingresar en el ejército, él era solo un chico flacuchento y pelirrojo, no tuvo la mejor etapa mientras estaba en la escuela. Siendo parte de su familia irlandesa había heredado el famoso cabello rojizo de los Campbell, el cual era mucho más intenso cuando era joven y sus compañeros de clases parecían causarles gracia, convirtiéndolo rápidamente en el blanco de burlas.

Era gracioso que a un ex-militar recordar su infancia lo hiciera removerse en su silla.

Es por eso que luego de graduarse no espero ni un minuto para enlistarse, su mamá en ese momento no le gustó mucho la idea, claro. Pero él se consideraba un hombre con tan solo dieciocho años recién cumplidos y como todo joven inmaduro se creía capaz de comerse el mundo. Que equivocado estaba.

La amenaza más dulce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora