El amor es cosa de dos - avivemos su llama

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Marina se entera por fin de su penoso estado financiero y se siente desesperar. Vanessa le dice que todo se debe a que la fotógrafa no quiere trabajar por ir tras Clara. La discusión se acalora. Vanessa se enoja y se marcha furiosa a casa de Flavinha.


 La noche avanza.  Flavinha aprovecha un momento de distracción de Vanessa para llamar a Clara y contarle lo angustiada que está la jefa:


 —Marina te necesita. Apóyala, Clara.


 Clara aprovecha que Cadú e Iván ya duermen y se escabulle a Santa Teresa, el bohemio barrio de Río de Janeiro.


Se detiene en el camino a comprar flores y una botella de champaña.


 Marina permanece a oscuras y sola en el estudio. Oye ruidos en la casa y dice alzando la voz:


 —No entres por favor —pide, creyendo que es Vanessa—. Quiero estar sola.


 Clara entra en silencio y halla a Marina sentada de espaldas sobre la alfombra. Clara la rodea por detrás en un abrazo largo y apretado. Inmediatamente, toda Marina se tensa como venada a la espera. El cuerpo en punta, queriendo descifrar todo a su alrededor, la cabeza ladeada adivinando qué ocurre...


 La fotógrafa reconoce al instante el olor y el cuerpo de su amada. Se le ilumina la cara. La sangre se le avalancha.


 Clara le susurra tiernamente al oído:

 —¡Baila conmigo! Baila conmigo la misma canción que bailamos antes y que te gusta tanto. Yo también adoro esa melodía ahora.


 Marina se pone de pie. Tiembla de la emoción y apenas logra devolver el abrazo. Toca, acaricia el rostro de Clara. Lo contempla extasiada.


 — Baila conmigo —repite insinuante el ama de casa, mientras las dos mujeres se estrechan en un cuerpo a cuerpo entregado.


 Marina está sin habla. Corre nerviosamente hacia el aparato de sonido.


 En penumbras comienza la melodía que ya una vez las unió y que sabe el paso y la pasión contenida de las mujeres.


 Marina quiere preguntar.  Tiene tanto que preguntar. " ¿Te quedas conmigo esta noche? ¿Dejas que te ame? ¿Reconoces que me amas? ¿Lo sabes? ¿Lo sientes?". Pero calla.


 Clara abre la champaña. Brindan. La copa de Marina en la boca de Clara. La copa de Clara en los labios de Marina.


 —¡Por nosotras!


Las dos mojan sus labios con el espumante. Los ojos en los ojos. Los ojos de ambas recorriéndose. Bajando a la boca, subiendo a la frente, bajando... Sonrientes las dos... nerviosas... ansiosas...


 Marina pone su copa en la mesa y suavemente aparta la copa de los labios de Clara.


Clara y Marina (ella & ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora