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El fin de semana pasó rápido, hoy ya debía comenzar en mi nueva escuela, cosa que tampoco me llamaba la atención, como siempre. Si quiero estudiar, pero realmente no quiero que éstas personas me mantengan. Aún debo pensar un plan para salir de aquí, y sabía quien iba a ser un gran cómplice para eso.

—Encuentra tú salón y no te acerques a mi, no me conoces —me dijo Changbin mientras caminábamos uno al lado del otro rumbo a la puerta del Instituto.

—No te preocupes, tampoco quiero que me vean contigo —apresuré mi paso adelantándome y dejándolo detrás, algo me decía que estaba sonriendo satisfecho.

Entré al edificio y el barullo de gente se me hizo insoportable, había muchas personas adineradas que no tenían pinta de ser amables. Comencé a buscar mi salón, tenía el C-3.

Vi a un chico solo entre la multitud y mi cuerpo solo avanzó, toqué su hombro y el se dio la vuelta.

—Hola, lamento la molestia... No encuentro mi salón —dije antes de poder pensarlo y darme cuenta que estaba hablando con el.

—Oh, eres nuevo ¿cierto? —me sonrió dejando ver sus dientes blancos—. ¿Qué salón tienes?

—El C-3, ¿Sabes donde queda? —el solo asintió y me indicó que lo siguiera. A los pocos minutos nos encontrábamos de pie frente a una puerta que decía el número de mi clase.

—Muchas gracias —agregué.

—No hay de que, por cierto, mi nombre es Yeonjun, soy un año mayor, mi salón es aquel —señaló una puerta no muy lejos de nosotros-. Espero podamos ser amigos.

Asentí, se veía un buen chico. Me adentré a mi clase y me dirigí al primer lugar que vi, me encontraba en el medio, un buen lugar en mi opinión.

•◇◆◇•

A la salida no encontré a Changbin por ningún lado, habíamos acordado que íbamos a volver a la mansión en su auto, pero ¡Sorpresa! El auto no estaba por el estacionamiento de la escuela.

Un suspiro pesado dejó mis labios y comencé a caminar a pie por donde creía que debía ser el camino, no conocía las calles de esta zona ¿Cómo me iba a dejar tirado en una parte de la ciudad que no conocía? ¿Está loco? Esa pregunta la respondió mi sub consiente en menos de dos segundos. Si, lo está.

Doblé en la esquina cuando lo creí correcto, y para mi desgracia, cada vez conocía menos el lugar en donde me hallaba. Las casonas eran enormes, pero ninguna me resultaba familiar como para poder guiar me hasta el destino donde debía llegar.

Alguien tiró de mi mochila y me la arrebató en un abrir y cerrar de ojos. Una silueta pasó por mi lado y pude ver perfectamente como se llevaba mis pertenencias.

—¡Hey! -comencé a seguirlo pero era muy rápido, de nuevo, recordé lo que mi madre siempre me decía.

Lixie, en éste mundo hay personas horribles, que lamentablemente algún día te tocará enfrentar —me miraba atentamente mientras tenía mis manos envueltas por las suyas—. Para ese entonces, debes saber que un gran aliado será la impotencia, que te provocará varias reacciones, una de ellas puede ser no pensar en lo que haces. Por lo que, si la persona no está armada, ten la seguridad de defenderte, da todo de ti si no corres el riesgo de morir, ¿Entendiste, cariño? Sin pensar —agregó.

Tal como mi madre dijo, todas las cosas que estuve acumulando todo éste tiempo, esta ya me estaba haciendo explotar. Mis piernas se movieron más ágilmente, haciendo que de a poco me acercara más a mi objetivo.

Cuando por fin logré tenerlo delante de mi, sacó un objeto plateado del Interior de su saco y me amenazó con el, lo distinguí al instante. Una navaja.

•Un maratón para ustedes porque se lo merecen (Subiré un capítulo por día o eso intentaré) 💛✨

La rosa en el jardín Donde viven las historias. Descúbrelo ahora